Capitulo I 03

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La feria de vinos era anual, por supuesto que los viñedos eran trabajados sin descanso y que los vinos se vendían sin parar todos los días, pero la feria era principalmente para dar un reconocimiento al trabajo logrado y a lo realmente exquisito que podía llegar a ser un vino de las fincas en el valle.

Ya se podía mirar a las personas llegar y tener uno que otro bocado en la mano y una copa pequeña de vino en la otra.

—¿Y Bladie?

—No lo sé, dijo que ¡Oh, mira! Ahí está.

—Chicas. —saludó antes de besar a Sofía y abrazarla como si realmente llevaran tanto de no verse— Perdón por el atraso, ¿Por dónde comenzamos?

—Me muero por probar los bocadillos de allá, huele delicioso. Y estoy ansiosa por probar algún postre también.

—Llevas muchos antojos desde hace días, ¿Sabes? —los miré inquisitiva.

—¿Qué insinúas?

—Yo nada, sólo digo que a veces tener mucho sexo trae frutos. —carraspeé.

—Por supuesto que no es eso y ya dejen de mirarme así, vamos. —haló de Blad hacia los bocadillos y sonreí.

Tenía la ligera sospecha y creía firmemente que se trata de eso de lo que tanto temía hablar Sofía y aunque quizás estaba a la edad ideal para comenzar una familia, simplemente no se encontraba lista y la entendía. Un bebé no era tarea sencilla y además, eso no estaba en sus planes. En los de Blad sí, pero Sofía no mostraba el mismo interés y deseo que él.

Un par de minutos después tenía las manos ocupadas de bocadillos que Sofía había tomado de las mesas o que había pedido. Blad estaba igual, pero no se quejaba, de hecho, parecía disfrutar el hecho de que su esposa comiera todo a su paso. Quizás mi insinuación le había hecho ilusión.

—Me rindo, ten. —le tendí los bocadillos— He venido por vino, no para ser tu acémila.

—¡Oye! —se quejó— Prueba esto, —fruncí el ceño— que lo pruebes.

—¿Para qué? No quiero.

—Para endulzarte un poquito. —rodé los ojos— Lev, la feria es cada año, hoy es el único día que puedo comer gratis.

—¿Qué hay de mañana y pasado?

—Sí sabes que lo que dan son la sobras o esto —meneó lo que parecía un puré en su mano— mismo, pero simplemente recalentado, ¿Verdad? —suspiré.

—Entonces sigue comiendo, yo iré por la botella de vino que le prometí al abuelo.

—¿Sola? Sostén esto. —le dio a Blad sus cosas después de acercarse a la banca más cercana— No tardaremos, prometo conseguir vino para nosotros. —le robó un beso antes de tirar de mí.

—Me impresiona que sea tan obediente. Eres increíble. —le dije sarcásticamente.

—Lo sé, nena.

Caminamos por el lugar hasta llegar a la tienda de siempre, donde había botellas de vino costoso y trabajado. Le había prometido al abuelo una botella de vino y quería esmerarme en ello.

—Creo que le llevaré un cabernet. El abuelo cocina mucho y ese es bueno para las carnes.

—Mamá también lo usa, es delicioso. —tomó una botella e hice lo mismo.

—Me gustaría tener algo más fuerte en la casa.

—Podríamos pasar a alguna otra tienda por vodka o whisky, no lo sé, ¿Qué te aloca más?

Para llegar a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora