Capitulo | 11

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Arrugué las cejas mientras me acoplaba a la luz y comencé a abrir los ojos lentamente. Me llevé una mano al rostro mientras intentaba espabilarme, pero rápidamente caí en cuenta de dónde estaba. Alcé la mirada y sonreí al ver a Harris profundamente dormido y llevé una de mis manos a su rostro procurando tocarlo con la suficiente sutileza como para no despertarlo.

Era muy guapo, me lo había repetido ya no sabía cuantas veces. Toqué sus facciones cuidadosamente con la punta de mis dedos comenzando por sus cejas, nariz, todo su rostros hasta llegar a sus labios. Tenia las mejillas un poco rasposas por el vello que ya quería comenzar a crecer y sonreí. Una barba era probable que le diera un aura más autoritaria de la que ya tenía.

Pegué un respingo al sentir su mano sobre la mía y sonreí cuando la llevó a sus labios y besó mis nudillos.

-Buenos días. -susurré y besó mi frente.

-¿Dormiste bien? -asentí.

-Bastante bien.

Me parecía gracioso el hecho de que habíamos discutido por la cama y ambos acabamos durmiendo en el sofá.

Iba a hablar nuevamente, pero el claxon del auto de Blad me hizo callar e incorporarme.

-Han llegado.

Me levanté rápido e intenté desesperadamente arreglar mi cabello y acomodar la camiseta que Harris me había prestado. Me miraba curioso desde el sofá como si no entendiera mi comportamiento, pero yo sí lo sabía. Quería evitar a toda costa comentarios inapropiados por parte de Sofía.

-¡Buen día! -saludó con ánimo Sofía y se acercó a darme un beso mientras meneaba las cejas.

-Hola, Blad. -saludé y pasó a darme un beso en la cabeza antes de darle la mano a Harris.

-Hemos traído desayuno, ¿Ya comieron algo?

-No, acabamos de despertar, ¿Qué hora es?

-Las nueve y media. -abrí los ojos y miré inmediatamente a Harris.

-Cielo, prepara el desayuno con Harris. Lev, acompáñame a la habitación. -tomó mi muñeca y tiró de mí- ¿Y bien? -fue lo primero que dijo al cerrar la puerta y crucé de brazos.

-Espero que esto no haya sido obra tuya. -sonrió.

-Verás, lo cierto es que pudimos regresar, pero quise darte una oportunidad de oro que quiero creer que aprovechaste.

-¡Estás completamente loca! -movió los hombros casi admitiendo lo que había dicho.

-De nada, ¿Ya me vas a decir qué pasó? -me tiré a la cama.

-Me ha invitado a salir.

-¿Cómo una cita?

-Es una cita. -confirme y sonrió.

-Te lo dije, está loco por ti. Al menos dime que hablaron.

-No parece querer llevarme sólo a la cama. -ladeó la cabeza.

-Cada día me agrada más, ¿Sabías? Es un tipazo, Levina.

-Lo sé. -sonreí.

-Llevas su camiseta, ¿Pasó algo entre ustedes?

-Dejaste la puerta bajo llave, no pude tomar algo de tu ropa y Harris me la ha prestado, es todo.

-Se te ve bien. ¿Cuándo tendrán esa cita?

-Esta noche.

-¿Tuvieron sexo? -negué- Entonces prepárate porque de esta noche no pasa. -reí un poco.

Para llegar a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora