Caminé por el pasillo hasta llegar a la cocina y llené un vaso de vidrio con agua. No había conseguido dormir durante la noche y eran apenas las seis de la mañana. Harris estaba profundamente dormido sin problema.
El día de los hechos un oficial de policía habló conmigo, pero lamentablemente no pude decir o ayudar mucho. Le había confesado que estaba siendo perseguida por alguien y no era una sospecha, sino un hecho y a pesar de haber dado los detalles del auto y la policía me había prometido hacer todo lo posible por conseguir algo, seguía sin sentirme segura. Si el tipo del Taurus era astuto, cambiaría de coche o estrategia si tanto quería dar conmigo y eso me daba escalofríos de sólo pensarlo.
Mis pertenencias seguían en casa, intactas. Lo único fuera de lugar era la ventana rota y la puerta forzada, así que era evidente de que se trataba de algo más personal, algo más que un simple intento de robo. Mi vida estaba en peligro y sólo rogaba en silencio que todo acabara para regresar a casa. Aún no sabía si me quedaría o me iría del barrio ahora que sabía mi dirección.
Después de tomar mi declaración y la de mi abuela, tomé la decisión de venir a casa con Harris. Meryl me había suplicado que si no me iría a casa con ella, la mantuviera con noticias, al menos una llamada durante el día y otra antes de dormir para que Willard y ella estuviesen tranquilos. Me sentía tomada por el cuello y atada de manos por no poder contarle lo que pasaba, por no poder quedarme con ella en un momento tan vulnerable y complicado como ese. Estaba asustada, me sentía acorralada, pero no quería ponerlos en peligro, tampoco a Harris, a pesar de lo tan metido que estaba en el caso ya, pero era un oficial, corría menos peligro que mis abuelos y Sofía.
Había pasado una semana desde que había sido sacada de mi casa por seguridad. Había tomado todas mis pertenencias para traerlas con Harris a nuestra, ahora, casa. Las cosas entre nosotros por cuestión de la situación se habían solucionado rápido, muy rápido, y no sabía si eso era bueno o malo. Todavía no dejaba pasar la situación que nos había llevado a la discusión, pero sabía que era injusto y exagerado de mi parte actuar de esa manera por algo que ya comenzaba a notar que había sido tan sólo un malentendido. O al menos eso me estaba diciendo a mí misma.
Me sentía bien a su lado y probablemente nunca me había sentido tan bien junto a alguien, pero si llevaríamos las cosas más allá de la cama no quería desconfianza y deshonestidad entre los dos.
Para las nueve de la mañana Harris ya estaba despierto preparando el desayuno para los dos, aunque yo ya había comido un poco más temprano.
—Blad va a matarme cuando se entere. —soltó un gemido.
A medio día era su primera ecografía para saber el estado del bebé.
—Él debería estar ahí.
—¡Lo sé! Pero quiero darle una sorpresa. Ya me acompañará a las siguientes.
—¿Estás nerviosa?
—¡Ansiosa! —sonreí— Te dije que después de ver la reacción de Blad me emocionaría.
—Estoy muy feliz por ti. —le dije tomando el teléfono.
—Ojalá pudieras acompañarme.
—También quisiera.
—Sé que no puedes salir, descuida. Me importa que estés bien, es mejor que estés encerrada hasta que todo se resuelva.
Desde que la abuela había llamado a la policía por el supuesto robo y había decidido vivir con Harris temporalmente, me había pedido no salir de ninguna manera, ni siquiera para visitarla y por supuesto Harris estaba siguiendo al pie de la letra su petición.
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Para llegar a ti
Romance[Sin editar] Levina, una escritora en pleno éxito, conoce a Harris, un chico que ha decidido vacacionar en el pequeño y acogedor pueblo de Santa Helena, donde nació y creció. Ambos se verán envueltos en algunas casualidades que le harán acercarse mu...