Estaba besándome y yo había correspondido con tanta avidez y rapidez que creí me dolerían los labios después de todo. Estaba de puntillas con mis dedos enterrados en su cabello. Yo no era tan bajita, pero al lado de Harris y sin los tacones era evidente la diferencia en cuanto estatura, aunque le agradecí cuando acabó con mi esfuerzo. Sin mucho problema me cargó y rodeé su cadera con mis piernas. Solté un jadeo cuando presionó mis muslos y lo sentí pegado a mí como nunca antes.
Yo no tenía que guiarlo. Conocía perfectamente el camino a mi habitación. El corazón se me estaba por salir, porque no había que tener demasiado capacidad para comprender lo que estaba por suceder. Con sutileza deslicé una de mis piernas hasta tocar el suelo con mis dedos y se flexionó un poco para ayudarme a bajar de su cadera. El poco contacto visual que se tuvo en esos segundos tan sólo me había servido para entender que todo era real. No estaba siendo una locura desear tanto a una persona, porque estaba sucediendo. Con nosotros. En sus ojos predominaba el ansia, y estaba segura de que los míos no estaban muy diferentes.
Me tomó el rostro con firmeza y llevé mis manos a la puerta para hacernos caminar hacía ella y cerrarla en cuanto chocara con mi espalda. Llevé mis dedos que picaban por tocarlo, hacía su cadera y con mi índice saqué una parte de su camiseta para tomar de doblillo. Harris sonrió un poco sobre mis labios y el corazón me dio un vuelco al sentirlo. Tenía una sonrisa bonita y hacerlo mientras me besaba sólo me daban ganas de arrancarle la ropa de una vez. No podía ser que tuviera más autocontrol que yo.
Con total confianza y como si fuese mi propiedad, mis manos se adentraron por su camiseta blanca sencilla y toqué su cuerpo a ciegas lenta y pausadamente hasta que su camisa quedó muy arriba. Harris soltó un gruñido antes de enredar sus dedos en mi cabello, hacernos girar y caminar hacia la cama. Una vez mis pantorrillas tocaron la madera, Harris tiro de mi labio antes de hacer lo mismo conmigo y colocarse en medio de mis piernas. Tenía el cabello en todo el rostro y el vestido se había subido tanto que podían verse mis bragas, pero nada de eso importaba.
Eché mi cabeza hacia atrás al sentir su nariz sobre mi cuello y el cabello se acomodó hacia atrás. Aguanté la respiración cuando reemplazó su nariz por su lengua haciendo un camino hacia mis labios que besó con hambre. Mis manos nuevamente debajo de su camiseta sin perder mucho tiempo la subieron hasta sacarla por su cabeza y del mismo modo nos hice girar hasta quedar a horcajadas sobre Harris. Podía sentir su dureza por sobre mi braga. Tuve que morderme los labios para no jadear.
Llevé una de mis manos a su hombro y lo miré a los ojos antes de comenzar a deslizar las yemas de mis dedos por su esculpida figura. Pasé por sus pectorales, sus costillas, abdomen hasta llegar un poco más abajo de su ombligo y fue entonces cuando volví a mirarlo unos segundos. Me levanté sólo un poco y aún mirándolo a los ojos tomé el doblillo de mi vestido y lo subí hasta sacarlo por mi cabeza. No traía sujetador, así que estaba casi desnuda encima de Harris y aquello me gustaba. Me gustaba notar cómo me miraba.
Se levantó hasta quedar sentado sobre la cama y me tomó de cuello para acercarme a él y besarme de una vez. Sus labios estaban siendo muy adictivos en poco tiempo. Aún con mi peso sobre mis rodillas aproveché para zafar los botones de su pantalón con desesperación y al bajar la cremallera mis nudillos tocaron su miembro sobre el bóxer y sonreí al sentirlo aguantar la respiración. Me fascinaba la idea de provocarle lo mismo que yo sentía. Llevé mis dedos arriba de su pantalón y comencé a descender hasta su dureza, pero no me fue posible. Harris tomó mi muñeca con decisión y rápidamente nos hizo girar de nuevo.
Tomó mis muñecas y las presionó sobre el colchón con una de sus manos mientras la otra me tomaba firmemente las costillas. Besó mis labios y comenzó a hacer un recorrido e inevitablemente jadeé. Por todo el cuerpo me recorrió un escalofrío y tuve que apretar los labios cuando tiró de uno de mis pezones. Me estaba volviendo loca.
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Para llegar a ti
Romance[Sin editar] Levina, una escritora en pleno éxito, conoce a Harris, un chico que ha decidido vacacionar en el pequeño y acogedor pueblo de Santa Helena, donde nació y creció. Ambos se verán envueltos en algunas casualidades que le harán acercarse mu...