—¿Crees que se haya dormido? —me preguntó Bladie sacando la cabeza por la ventana para mirarme mientras estaba recostada al Jeep de brazos cruzado esperando por Harris. Moví un hombro.
—No lo sé, le dije que a esta hora vendríamos por él.
—Ve y toca la puerta. —sugirió Sofía, pero sólo toqué el claxon de nuevo.
Iba a acercarme a la puerta para saber porqué no salía, pero esa fue abierta y sonreí al ver a Harris con una pequeña maleta de mano y por primera vez con ropa casual. Traía el cabello mojada, como si viniese saliendo de la ducha tan sólo unos segundos.
—Hola. —sonreí sin disimulo y besó mi cabeza.
—Buenos días. Lamento tardar, mi alarma no sonó.
—Descuida, no esperamos tanto.
—Oigan, suban al auto. Nos queremos ir. —gritó Sofía y le tendí las llaves.
—No te molesta manejar todo el camino, ¿Cierto? —negó con una media sonrisa.
—Claro que no. Sube.
Una vez dentro y puesto el cinturón, toqué el claxon a Sofía y Blad para que supieran que estábamos listo para el viaje de casi dos horas y media. Harris no sabía que duraríamos tanto, pero tampoco parecía estar interesado en ese detalle. De hecho no había preguntado absolutamente nada al respecto, ni a donde íbamos ni a qué. Nada.
Intenté dormir unos minutos, pero me fue imposible sabiendo que Harris iba a mi lado y muy de vez en cuando me miraba por un largo tiempo y sonreía. Eso alteraba mis nervios. Incluso zafé mi cinturón para más comodidad, pero nada funcionaba. A esa distancia ya estábamos bastante lejos de Santa Helena y el camino estaba completamente desolado, pocos autos transitaban por ahí. Estábamos más cerca de llegar a la cabaña.
Me recosté completamente al asiento y miré a Harris sin disimulo. Conduciendo se veía aún más apuesto de lo que era. Tenía el brazo sobre la puerta y uno de sus dedos iba y venía un poco más debajo de sus labios mientras miraba al frente pensativo, como siempre. Habíamos cruzado pocas palabras en todo el camino, pero no tenía un mal presentimiento, era un silencio cómodo y con las miradas que arrojaba era más que suficiente para saber que en realidad todo estaba igual que el día anterior.
—¿Te gusta lo que ves? —soltó de repente sin apartar la mirada del camino. Me había pillado, pero estaba dispuesta a disimular.
—En realidad sí. —sonrió un poco— ¿Te molesta?
—¿Que me mires? —giró a verme y asentí— No, pero si sigues haciéndolo voy a aparcar el auto. —fruncí el ceño.
—¿Y eso por qué?
—Me dan ganas de besarte. —me miró fijamente y aguanté la respiración antes de hacer caso. Lo escuché reír por lo bajo.
Realmente quería que lo hiciera, pero por alguna extraña razón, el ser tan liberal con Harris no se me daba. Era curioso, principalmente porque no era una persona que se guardara las cosas, aunque siendo con él, al parecer me importaba más de lo que debería lo que pensara de mí y mi forma de actuar frente a él.
El resto del camino a la cabaña fue en completo silencio, cruzando miradas de vez en cuando hasta que finalmente el trayecto acabó. Bajé del auto con mi bolso y Sofía corrió hacía mí para abrazarme como si lleváramos meses sin vernos. No había podido saludarla por la mañana.
—¡Dios! Se me había olvidado lo hermoso que es este lugar. Mira el lago.
—Teníamos mucho de no venir. —admití mirando todo a mí alrededor. Le sonreí a Harris al ponerse a mi lado.
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Para llegar a ti
Romance[Sin editar] Levina, una escritora en pleno éxito, conoce a Harris, un chico que ha decidido vacacionar en el pequeño y acogedor pueblo de Santa Helena, donde nació y creció. Ambos se verán envueltos en algunas casualidades que le harán acercarse mu...