Una Peripatética Más

Capítulo 8: Te echaba de menos

Esta tarde he quedado con Jaime en su casa para poder hablar toda la noche. Es raro que mis padres me hayan dejado dormir en su casa, pero por un día no me voy a quejar.
-Hola cielo, ¿luego quedas?
-Lo siento cariño, pero he quedado con un amigo de mi anterior instituto para dormir en su casa.
-No pasa nada cielo. Hay un puente muy largo.
-Perfecto. Te quiero.
-Te quiero.

Nada más llegar a su portal me abre su madre. Su casa es unifamiliar, solo hay un piso pero en el interior luce como un edificio de pisos del centro de Barcelona. Siempre me ha encantado esta casa.
-Hola Caria, cuánto tiempo, estás guapísima.
-Gracias Marta, tú también estás genial.
-Jaime está dentro, pasa.
-Gracias.
-Os dejo que me voy de viaje de trabajo, no la liéis.
-Adiós.

Al entrar en su habitación, mis fosas nasales se inundaron de ese maravilloso olor que me había traído tan buenos momentos en un pasado. Le vi tumbado en la cama, mirando el móvil, mientras esperaba a que yo llegara.
-Holaaa.
-Caria, guapa. Te he echado de menos.
-Y yo, ponme al día de todo lo que ha pasado.
-Lo mismo digo, me dijiste que tenías novio. Cuéntame.

Le conté todo, mis padres, mi cambio de instituto, que por fin había encontrado que estudiar y toda mi historia con Marc, incluyendo a Pol en algunos momentos.
-Tengo que contarte algo, pero no me interrumpas por favor, prefiero decirlo del tirón. El otro día fui al médico, especialmente al endocrino porque Caria, soy una chica trans. Desde pequeña me he sentido que no encajaba y por fin se el porqué. ¿Podrías empezar a llamarme Julie desde ahora?
-Dios, estoy muy orgullosa de ti, Julie. Me tienes aquí para lo que sea cielo. Oye, ¿lo sabe tu madre?
-No hija, es muy cerrada para ello. Pero como ya tengo 19, no tengo que pedirle autorización para todo el proceso.
-Espero que algún día puedas ser tu misma con ella.
-Gracias cielo.

Nos pasamos el día hablando y como Julie tiene el pelo largo estuvimos peinándonos una a la otra. Incluso para que se conocieran invitamos a Marc, porque Julie es como una hermana para mí y quería que las dos personas más importantes que tengo se conocieran.

La noche había llegado a su fin y volví a casa, me pasé el día estudiando y haciendo trabajos. Después de un rato, llamé a Pol por una duda de filo y nos pasamos estudiando toda la tarde. Lo bueno de padres estrictos que te buscas todas las maneras posibles de hablar con amigos sin salir de casa. Llamé a Julie y nos pasamos el día jugando y hablando de la vida. Ella también hace bachillerato así que le ayudé con algunos temas.
Bajé a cenar y me los encontré, ahí en el sofá, como si vivieran solos, sin preocuparse de si yo estaba en casa o no. Sabían que estaba porque si salgo por la puerta me la cargo pero parece que no tuvieran hija.
-Hola, ¿habéis cenado ya? Es porque si queréis hago sopa para todos.
-No te molestes hija, tú come lo que quieras, como siempre.
-Papá, ¿tú que dices?
-Hazla y me dejas un poco por favor.
-Vale.

Terminé de hacer la sopa y me fui a mi cuarto. Como si no existiera, solo sirvo para que ellos se desfogen de sus peleas y sus problemas y cuando me echan la bronca, bueno y para hacer todas las tareas de la casa. Porque mi padre hace la comida y limpia, pero mi madre sinceramente se toca el coño a dos manos.

Cuando fui a clase, no había nadie en el aula, solo Merlí. Me dijo que hoy a primera el hacía guardia porque Elisenda no apareció. Cuando me senté frente a él, me preguntó sobre mi vida. Decía que él siempre preguntaba sobre nosotros para conocernos pues a él todos le conocíamos y sabíamos que podíamos confiar. Le solté, todo. Mi madre, mi padre, el estrés, la baja autoestima, todo. Me dijo que mis padres me exigían igual que a Joan, igual debería hablar más con él. Eso haré. Tengo que buscar amigos que siempre hablo con Marc, Oliver y Bruno. Antes hablaba más con Pol pero todos sabemos lo que pasó.