Capítulo 9: Por fin te conozco

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Merlí siguió animándome pues rompí a llorar, el desahogarme hizo que todo saliera a flote. Empezó la clase siguiente, la cual era Filosofía y todos empezaron a entrar.
-Hola chicos, venga sentaos. Marc, ¿puedes acompañar a Caria al baño por favor?
-Emmmm, si claro. Vamos cielo.

-¿Qué ha pasado?
-No me acordé de que Elisenda iba a faltar y me puse a hablar con Merlí. Me preguntó y yo acabé soltando todo. Mis padres, el estrés, la ansiedad, en fin, todo lo que tú ya sabes.
-Ay mi amor. Ven aquí.
Cuando Marc me abrazaba sentía que era querida, que me podrían hacer todo el daño del mundo y que él siempre me va a proteger.

La clase de filo fue mejor después de que Marc y yo volviéramos. He de decir que nos liamos después del abrazo, cosas que pasan.
-¿Habéis tardado mucho no?
-Calla Berta, que no ha sido tanto tiempo.
-Pillinaaaa.
Me di la vuelta y vi a Pol con cara de pocos amigos, es la que suele tener, pero antes de que Marc y yo entráramos estaba bien.

En la vuelta a casa coincidí con Joan, llevaba ya tres meses en ese instituto y no me había dado cuenta de que íbamos por el mismo camino a casa.
-Hola Joan.
-Caria, hola.
-¿Te importa si te acompaño un rato?
-Para nada, y cuéntame, la verdad es que quiero conocerte. No sé me caes bien.
-Pues que parte prefieres. ¿La que ves todos los días de la Caria alegre o todo el pack?
-A ser posible todo. La Caria alegre es maravillosa pero quiero que nos conozcamos. Y antes de que digas nada, Merlí me lo ha dicho.
-Merlí es un chivato, pero bueno, yo te cuento. A cambio de que tú también me cuentes todo.
-Venga va.

Joan y yo nos contamos todo entre risas y abrazos de apoyo. Él estaba enamorado de Mónica y la cosa estaba ahí ahí, estaban juntos pero Joan era muy posesivo. Le aconsejé que le dejara a ella decidir el plan y que solo le hablara si de verdad quería, no por saber dónde y con quién está.
-Adiós Caria. Me ha encantado hablar contigo, luego te paso lo de literatura.
-Gracias Joan, me salvas.

Llegué a casa y estuve haciendo deberes hasta las seis y media, después merendé y seguí dibujando para un trabajo que nos pidió Gloria para unos carteles del instituto, a mí me había tocado hacer una reinterpretación de La noche estrellada de Van Gogh, es mi cuadro favorito y me encantaba que me hubiera tocado en el sorteo. Después de la ducha, hablé con Marc sobre un comentario de filo que no conseguíamos entender y juntos intentamos algo, mañana le pediríamos ayuda a Merlí. Casi era hora de cenar cuando Joan me llamó.
-Caria, ¿puedo quedarme en tu casa esta noche?
-Tengo que preguntar a mis padres pero supongo que sí. Joan, ¿estás bien?
-Mis padres se han pasado mazo y me he cansado, me he hecho un piercing y le he roto la maqueta Caria, la maqueta de su barco favorito.
-Hablo con mis padres y te cuento.
-Gracias.

-Hola, sé que no os pido nunca mucho pero un amigo se ha quedado solo en casa y me preguntaba si puede venir.
-¿Por qué está solo?
-Su padre está en el hospital y está demasiado nervioso y su madre le ha mandado a casa.
-Venga vale, que venga. Pero duerme en tu cuarto, no quiero verle mucho por la casa.
-Gracias.

-Joan, ven. Mis padres te dejan quedarte, pero les he mentido un poco así que ahora te cuento.
-Muchísimas gracias Caria, te adoro. Yo si me dicen algo les sigo el juego.
-Okay Joan.

Joan llegó y mis padres al verle le preguntaron cómo estaba su padre, en ese momento Joan entendió y fingió lo mejor que pudo, no es un gran actor como mi novio, el gran Marc Vilaseca, pero se le dio bastante bien. Mis padres le creyeron y nos mandaron a mi cuarto y que bajáramos a hacer la cena y ya. Nos dieron las buenas noches y se fueron a su salón.

-Caria, no sé cómo agradecerte lo que has hecho, te debo una muy grande. Si alguna vez te pasa lo mismo mi casa está abierta para ti.
-Si a mí me pasa lo mismo no salgo de casa en años, por el castigo que me pondrían, pero te agradezco el gesto.
-¿Y qué tal con Marc? La verdad es que me parecéis supermonos. Ojalá Mónica y yo fuéramos así.
-La verdad es que bastante bien, ya llevamos tres meses saliendo y cada día le quiero más. Seguro que tú y Mónica superaréis este bache.
-Espero. Deberíamos dormir. Me voy al colchón.
-No, duerme tú en mi cama, prefiero el colchón la verdad.
-Vale, si tú lo dices. Hasta mañana. Buenas noches.
-Buenas noches Joan.

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