Capítulo 14: Te vas para siempre

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Las vacaciones de Navidad estaban cada vez más cerca, a una semana de librarnos de todo el estrés y poder estar dos semanas relajados. Todos estábamos alegres por eso, excepto los que sabíamos que Bruno Bergeron no volvería a clase después de las fiestas. Se iba a Italia para no volver, se había cansado de vivir con su padre, de estar lejos de su novio y de todo. Así que se marchaba. Oliver, Tanià y yo, éramos quienes lo sabían y por respeto a Bruno, así se iba a quedar.
-Chicos, esta noche fiesta de pijamas en mi casa para despedirme, ¿os parece?
-Me encanta la idea, pregunto y te digo precioso.
-Genial, el avión sale en la madrugada así que nos dormimos pronto y pongo una alarma para por lo menos despedirme de vosotros.
-Ayyy Bruno, no quiero que te vayas.
Abrazo colectivo entre los cuatro en el que se escapó alguna lagrimita pero esta noche no era para llorar, era para celebrar la nueva etapa de la vida de Bruno Bergeron.

Les pregunté a mis padres si me dejaban, contando toda la situación para ver si podía apelar a la poca empatía que tuvieran. Aceptaron y me dijeron que tuviera cuidado. Nada más. Que raro, en fin, yo ya no sé que pensar con respecto a ellos. Guardé mis cosas en una mochila y me dirigí a casa de Bruno.
-Chicos, he hablado con mi padre y con mi abuela, Merlí se va a casa de Gina después de cenar y mi abuela está en la gira de teatro así que os manda besos. Tenéis su permiso para quedaros hasta que tengáis que ir a clase mañana.
-Uuuuh, en la casa de un profe solos. Coti coti, ¿no?
-Joder Oliver jajajajjaja.

Tras ver varias películas, nos dormimos a las ocho. Queríamos despedir a Bruno y lo conseguiríamos. Media hora antes de su partida, sonó la alarma, nos levantamos y bajamos al portal. Después de muchos abrazos y lloros, apareció Pol. Su príncipe azul.
-¿Quién ha llamado a Pol?
-Yo, Bruno se lo merece. Todos lo que le queremos estamos aquí, así que Pol también.
-Gracias chicos, gracias Tanià

-Pol, espera. ¿Te vas ya?
-Sí chicos, tenemos clase en 2 horas.
-Haber dormido. Sube a desayunar.

Después de recoger todo para que Merlí no nos matara. Nos fuimos a clase, y al llegar, la mesa de Bruno estaba vacía, a estas horas llevaría diez minutos sentado, esperando a que viniéramos todos. La miramos con pena y entramos. El día fue melancólico, lleno de lamentos y de alguna lágrima.

-Caria, ¡espera!
-Pol, dime.
-Gracias por llamarme ayer. De verdad.
-Yo no fui, fue Tanià.
-No, fuiste tú, ya no hay nadie cerca, no finjas.
-Vale si, ¿y qué? Te llamé porque ambos lo necesitábais, así que no me mires así.
-Sabes que Bruno tiene novio, y que yo también estoy enamorado de otra.
-Cállate, no sigas con eso.
-Sabes que es verdad, y no estando Bruno, tú estás cerca.
-Y te recuerdo que yo llevo 4 meses saliendo con tu mejor amigo.
-Lo sé, y me encanta ver a Marc feliz.
-Adiós Pol.
-Espera, llámame hoy y me ayudas con inglés, por favor.
-Vale, me llamas a las cinco.
-Gracias, gracias.

Después de estar hablando con Pol como 3 horas, me suelta una gran bomba.
-Caria, gracias por estar siempre ahí, a pesar de todo lo que te he hecho.
-De nada Pol, pero oye. Admite que Bruno se ha ido para siempre y que tú tienes parte de la culpa. No te hagas el sueco.
-Lo sé Caria, y lo único que quiero es que vuelva y que todo esto sea un sueño.
-No lo es Pol, despierta.

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