Malas noticias

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Capítulo 4

Andrea se levantó la mañana siguiente feliz, sintiéndose como hacía mucho que no se sentía, bien. No había tenido ninguna pesadilla y sentía que se había quitado un gran peso de encima. Con él se había sentido protegida, como si nada malo la pudiera alcanzar. Abrió los ojos y se encontró cara a cara con Fred, quien todavía dormía tranquilamente, alzó la mano y le apartó el pelo con dulzura, le parecía raro tenerle tan cerca.

La luz empezaba a entrar la habitación y empezaba a clarear las paredes del cuarto. Andrea miró el reloj de la mesilla que indicaba las seis de la mañana. Se quitó el brazo de Fred que le rodeaba la cintura, y salió despacio de la cama. Fred se revolvió como si la buscara.

Andrea caminó despacio hasta el baño y se aclaró la cara con agua, al mirarse en el espejo pudo ver que tenía los ojos un poco rojos pero ya no veía en ellos todo el cansancio acumulado. Al volver a la habitación de nuevo Fred ya estaba despierto, estaba incorporado y se apoyaba en la pared bostezando. Anoche Andrea no se había fijado, pero llevaba la camiseta que le había regalado por su cumpleaños, al darse cuenta sonrió.

—¿Qué? —preguntó Fred al ver su sonrisa.

—Nada—respondió ella lanzándose en la cama.

Se tumbó bocarriba a su lado mirando de nuevo el techo cubierto por el dosel, Fred se asomó entrando en su campo de visión.

—¿Estás mejor?

Andrea sonrió y asintió.

—Gracias Fred...No se cómo lo haces, pero me has quitado todo el peso de encima.

Fred sonrió pasándose la mano por el pelo y se levantó.

—Seré mejor que me vaya, George duerme como un tronco, pero prefiero que no me encuentren en tu habitación.

—Si...no creo que a Sirius le guste—añadió ella.

Sonó un CRACK y Fred desapareció. Andrea volvió a quedarse tumbada un rato más en la cama que ahora olía a canela.

Bajó a la cocina donde estaban Sirius, el señor Weasley y la señora Weasley. Apareció por la puerta con una gran sonrisa, sintiéndose bien como no lo había hecho desde hacía mucho.

Sirius dejó de mirar su café y alzó las cejas al verla tan alegre.

—Veo que ya estás mucho mejor.

Andrea se sentó a su lado sin que su sonrisa vacilara.

—Me alegro de que te encuentres mejor, querida—dijo la señora Weasley ofreciéndole tarta de la que le había dado Sirius ayer—estábamos muy preocupados.

—Gracias—dijo Andrea aceptando la tarta.

Un poco después aparecieron los gemelos en la puerta de la cocina. Eran casi iguales físicamente, pero lo que trasmitían en ese momento cada uno era completamente distinto. George estaba sobado, bostezaba y arrastraba los pies con los ojos cansados. En cambio, Fred estaba radiante, como si tuviera energía para correr una maratón.

—Buenos días madre—saludó Fred depositando un beso en la mejilla de su madre.

—¿Te encuentras bien? —preguntó Molly mirando confundida a sus hijos.

Fred la sonrió y George soltó un murmullo que se asemejó más a un gruñido que a una palabra y se dejó caer al lado de Andrea.

Sirius desplazó su mirada con una ceja levantada de Andrea, que miraba con atención su desayuno a Fred que se sentaba al lado de su padre sonriente.

Andrea Bletchley y la orden del fénix ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora