Capítulo 14
A la mañana siguiente, Lavander se vistió a toda velocidad y salió del dormitorio antes de que Andrea se hubiera puesto los calcetines.
—¿Qué le pasa? ¿Teme volverse loca si está demasiado tiempo en una habitación conmigo? —preguntó Andrea en voz alta en cuanto el dobladillo de la túnica de Lavender se perdió de vista.
—No te preocupes, Andrea —dijo Parvati colgándose la mochila del hombro—. Lo que le pasa es que...
Pero al parecer no sabía decir con exactitud lo que le sucedía a Lavander, y tras una pausa un tanto violenta, salió también del dormitorio.
Hermione y Andrea bajaron también en silencio.
—¿Qué os ocurre? —les preguntó a Harry y a Ron, Hermione cinco minutos más tarde, cuando se reunieron con sus dos amigos en la sala común antes de que bajaran todos a desayunar —. Estáis completamente... ¡Vaya!
Se había quedado mirando el tablón de anuncios de la sala común, donde habían colgado un gran letrero.
¡GALONES DE GALEONES!
¿Tus gastos superan tus ingresos? ¿Te gustaría ganar un poco de oro? Si te interesa un empleo sencillo, a tiempo parcial y prácticamente indoloro, ponte en contacto con Fred y George Weasley, sala común de Gryffindor. (Lamentamos decir que los aspirantes tendrán que asumir los riesgos del empleo.)
—Se han pasado —comentó Hermione con gravedad, y descolgó el letrero que Fred y George habían clavado encima de un póster que anunciaba la fecha de la primera excursión a Hogsmeade, que sería en octubre—. Vamos a tener que hablar con ellos, Ron.
Ron se mostró muy alarmado y Andrea sonrió.
—¿Por qué?
—¡Porque somos prefectos! —exclamó Hermione mientras trepaban por el agujero del retrato—. ¡Es tarea nuestra impedir este tipo de cosas!
Ron no dijo nada, pero, por la apesadumbrada expresión de su amigo, Andrea comprendió que la perspectiva de evitar que Fred y George hicieran lo que les gustaba no lo ilusionaba.
—¿Qué te pasa, Harry? —continuó Hermione mientras bajaban un tramo de escalera cuya pared estaba cubierta de retratos de viejos magos y brujas que no les hicieron ni caso, pues se hallaban enfrascados en sus propias conversaciones—. Te veo de muy mal humor.
—Seamus cree que Harry miente acerca de Quien-tú-sabes —contestó brevemente Ron al comprobar que Harry no respondía.
Andrea suspiró, lo cual sorprendió al muchacho, que esperaba que sus amigas manifestaran indignación.
—Ya, Lavender también lo cree, ayer no fue muy amable conmigo —comentó Andrea con tristeza.
—Seguro que has tenido una interesante charla con ella sobre si somos o no somos unos mentirosos y unos presumidos que sólo buscan llamar la atención, ¿no? —dijo Harry en voz alta.
—No —repuso Andrea con calma—. La verdad es que le he dicho que cierre su sucia boca y que no se crea esas tonterías. Ahora me tiene miedo.
Andrea no parecía muy preocupada por ello. O al menos lo mostraba.
—Y haz el favor de dejar de lanzarte a nuestro cuello a cada momento, Harry, porque, por si no lo sabías, Andrea, Ron y yo estamos de tu parte—añadió Hermione
Hubo una breve pausa.
—Lo siento —se disculpó Harry en voz baja.
—Así me gusta —dijo Hermione con dignidad. Luego hizo un gesto negativo con la cabeza y añadió—: ¿No os acordáis de lo que dijo Dumbledore en el banquete de final de curso del año pasado? —Andrea, Harry y Ron la miraron sin comprender, y la chica volvió a suspirar—. Sí, habló sobre Quien-vosotros-sabéis. Dijo que su «fuerza para extender la discordia y la enemistad entre nosotros es muy grande. Sólo podemos luchar contra ella presentando unos lazos de amistad y mutua confianza igualmente fuertes».
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Andrea Bletchley y la orden del fénix ☆
FanfictionEl quinto curso está a punto de comenzar. Andrea no ha pasado un verano muy agradable, encerrada en una casa, leyendo mentiras en el periódico. Está harta del ministerio... ¿Qué pasa si el ministerio también intercede en Hogwarts? Pues que Andrea no...