Capítulo 35
La historia del vuelo hacia la libertad de Fred y George se contó tantas veces en los días siguientes que Andrea comprendió que pronto se convertiría en una de las leyendas de Hogwarts.
Andrea escuchó demasiadas veces como Fred la había besado que al final parecía que les había besado a ellos y no a ella. Sobre todo, de Ginny y Hermione, que se dedicaban a recordárselo en cualquier momento del día.
Andrea los echaba mucho en falta, y como se había esperado el colegio no era lo mismo sin ellos. Además, tenía muchas ganas de hablar con Fred y de... besarle, pero eso le iba a ser imposible hasta que no se marchara de Hogwarts y era incapaz de mandarle una carta. ¿Qué le iba a decir? ¿«Hola Fred, gracias por el beso»?
Al cabo de una semana, los que lo habían presenciado estaban casi convencidos de que habían visto a los gemelos lanzar bombas fétidas desde sus escobas a la profesora Umbridge antes de salir disparados hacia los jardines.
Inmediatamente después de su partida, muchos alumnos se plantearon seguir los pasos de los gemelos Weasley. Andrea oyó a varios hacer comentarios como: «Te aseguro que hay días en que me montaría en mi escoba y me largaría de aquí» o «Una clase más como ésta y creo que me marco un Weasley».
Fred y George se habían asegurado de que nadie se olvidara de ellos demasiado deprisa. Para empezar, no habían dejado instrucciones para lograr que el pantano, que todavía inundaba el pasillo del quinto piso del ala este, desapareciera.
La profesora Umbridge y Filch habían intentado retirarlo de allí por diversos medios, pero ninguno había dado resultado. Finalmente acordonaron la zona, y Filch, aunque rechinaba los dientes muerto de rabia, tenía que encargarse de llevar a los alumnos en un bote hasta las aulas.
Andrea no tenía ninguna duda de que profesores como Flitwick o McGonagall habrían hecho desaparecer el pantano en un abrir y cerrar de ojos, pero, como había ocurrido en el caso de los Magifuegos Salvajes Weasley, al parecer preferían que la profesora Umbridge pasara apuros.
Por otra parte, no había que olvidar los dos enormes agujeros con forma de escoba que habían hecho las Barredoras de Fred y George en la puerta del despacho de la profesora Umbridge al ir a reunirse con sus dueños. Filch puso una puerta nueva y se llevó la Nimbus de Andrea y la Saeta de Fuego de Harry a las mazmorras, donde se rumoreaba que la profesora Umbridge había puesto un trol de seguridad para vigilarlas.
Sin embargo, los problemas de Dolores Umbridge no acababan ahí. Inspirados por el ejemplo de los gemelos Weasley, un gran número de estudiantes aspiraban a ocupar el cargo vacante de alborotador en jefe. Andrea y Lee se habían ocupado de animar a los alumnos a seguir su ejemplo y les habían proporcionado todo lo necesario para hacerlo.
Pese a la nueva puerta del despacho de la profesora Umbridge, Lee consiguió deslizar en la estancia un escarbato de hocico peludo que no tardó en destrozar el lugar en su búsqueda de objetos relucientes, saltó sobre la profesora cuando ésta entró en la habitación e intentó roer los anillos que llevaba en los regordetes dedos.
Además, por los pasillos se tiraban tantas bombas fétidas que los alumnos adoptaron la nueva moda de hacerse encantamientos casco-burbuja antes de salir de las aulas, porque así podían respirar aire no contaminado, aunque eso les diera un aspecto muy peculiar: parecía que llevaban la cabeza metida en una pecera.
Filch rondaba por los pasillos con un látigo en la mano, ansioso por atrapar granujas, pero el problema era que había tantos que el conserje no sabía dónde mirar.
La Brigada Inquisitorial hacía todo lo posible por ayudarlo, pero a sus miembros les ocurrían cosas extrañas sin parar. Warrington, del equipo de quidditch de Slytherin, se presentó en la enfermería con una afección de la piel tan espantosa que parecía que lo habían recubierto de copos de maíz; Pansy Parkinson, para gran alegría de Hermione, se perdió todas las clases del día siguiente porque le habían salido cuernos.
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Andrea Bletchley y la orden del fénix ☆
FanficEl quinto curso está a punto de comenzar. Andrea no ha pasado un verano muy agradable, encerrada en una casa, leyendo mentiras en el periódico. Está harta del ministerio... ¿Qué pasa si el ministerio también intercede en Hogwarts? Pues que Andrea no...