Luna Lovegood

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Capítulo 12

Andrea durmió mal esa noche. Sus padres entraban y salían de sus sueños, pero nunca le hablaban; la señora Weasley lloraba sobre el cuerpo sin vida de Kreacher, y Harry, Ron y Hermione bailaban alrededor de ella haciendo movimientos extraños; y una vez más, Andrea iba por un pasillo que terminaba en una puerta cerrada con llave.

Despertó sobresaltada, con un ardor en el brazo. Al mirar por la ventana vio que todavía era de noche. Bajo a la cocina y como la mayoría de veces de las que se despertaba pronto solo estaban la señora y el señor Weasley, y Sirius.

Desayuno en silencio y lo hizo todo con calma. A pesar de haberse levantado muy pronto la mitad de la casa seguía durmiendo y eso comenzó a atrasar las cosas. Cuando el último que quedaba era Harry, Andrea llamó a su habitación para despertarle.

—... date prisa, la señora Weasley está histérica, dice que vamos a perder el tren...

Harry contestó desde el otro lado y Andrea comenzó a bajar las escaleras con Ginny.

—Vamos a perder el tren—musitó Ginny.

—Ya, pero...—dijo Andrea dándose la vuelta—¡cuidado!

Demasiado tarde, Fred y George habían encantado sus baúles para que bajaran la escalera volando, ahorrándose así la molestia de transportarlos, habían golpeado a Ginny y la habían hecho bajar dos tramos de escalones rodando hasta el vestíbulo.

Andrea corrió detrás de ella. La señora Black y la señora Weasley gritaban a voz en cuello.

—¡...PODRÍAIS HABERLE HECHO DAÑO DE VERDAD, IDIOTAS!

—¡...MESTIZOS PODRIDOS, MANCILLANDO LA CASA DE MIS PADRES!

Mientras tanto Hermione entró corriendo en la habitación de Harry, cuando él estaba poniéndose las zapatillas de deporte. La chica llevaba a Hedwig balanceándose en el hombro y a Crookshanks retorciéndose en los brazos.

—Mis padres me han devuelto a Hedwig.

La lechuza revoloteó obedientemente y se posó encima de su jaula.

—¿Ya estás listo?

—Casi. ¿Cómo está Ginny? —preguntó Harry poniéndose las gafas.

—Está con Andrea. La señora Weasley ya la ha curado. Pero ahora Ojoloco dice que no podemos irnos hasta que llegue Sturgis Podmore porque en la guardia falta un miembro.

—¿La guardia? —se extrañó Harry—. ¿Necesitamos una guardia para ir a King's Cross?

—Andrea y tú necesitáis una guardia para ir a King's Cross —lo corrigió Hermione.

—¿Por qué? —preguntó Harry con fastidio—. Tenía entendido que Voldemort intentaba pasar desapercibido, así que no irás a decirme que piensa saltar desde detrás de un cubo de basura para matarme, ¿verdad?

—No lo sé, eso es lo que ha dicho Ojoloco —replicó Hermione distraídamente, mirando su reloj—, pero si no nos vamos pronto, perderemos el tren, eso seguro...

—¿Queréis bajar ahora mismo, por favor? —gritó la señora Weasley.

Hermione pegó un brinco, como si se hubiera escaldado, y salió a toda prisa de la habitación. Harry agarró a Hedwig, la metió sin muchos miramientos en su jaula y bajó la escalera, detrás de su amiga, arrastrando su baúl.

El retrato de la señora Black lanzaba unos furiosos aullidos, pero nadie se molestó en cerrar las cortinas; de todos modos, el ruido que había en el vestíbulo la habría despertado otra vez.

Andrea Bletchley y la orden del fénix ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora