Capítulo 25
Llegó diciembre, y dejó más nieve y un verdadero alud de deberes para los alumnos de quinto año. Las obligaciones como prefectos de Ron y Hermione también se hacían más pesadas a medida que se aproximaba la Navidad.
Los llamaron para que supervisaran la decoración del castillo («Intenta colgar una tira de espumillón por una punta cuando Peeves sujeta la otra y pretende estrangularte con ella», contó Ron), para que vigilaran a los de primero y a los de segundo, que tenían que quedarse dentro del colegio a la hora del recreo porque fuera hacía demasiado frío («Hay que ver lo descarados que son esos mocosos; nosotros no éramos tan maleducados cuando íbamos a primero», aseguró Ron), y para turnarse con Argus Filch para patrullar por los pasillos, pues el conserje sospechaba que el espíritu navideño podía traducirse en un brote de duelos de magos («Tiene estiércol en lugar de cerebro», dijo Ron, furioso). Estaban tan ocupados que Hermione tuvo que dejar de tejer gorros de elfo, y estaba muy nerviosa porque sólo le quedaba lana para hacer otros tres.
—¡No soporto pensar en esos pobres elfos a los que todavía no he liberado y que tendrán que quedarse aquí en Navidad porque no hay suficientes gorros!
Andrea y Harry, que no habían tenido valor para explicarle que Dobby cogía todas las prendas que ella hacía, se inclinaron aún más sobre sus redacciones de Historia de la Magia.
A Harry, de todos modos, no le apetecía pensar en la Navidad. Por primera vez desde que estudiaba en Hogwarts, le habría encantado pasar las vacaciones lejos del colegio. Entre la prohibición de jugar al quidditch y lo preocupado que estaba por si ponían a Hagrid en periodo de prueba, le estaba cogiendo manía al colegio.
Lo único que de verdad le hacía ilusión eran las reuniones del ED, y durante las vacaciones tendrían que suspenderlas, pues casi todos los miembros del grupo pasarían las Navidades con sus familias. Hermione se iba a esquiar con sus padres, lo cual a Ron le hizo mucha gracia, porque no sabía que los muggles se atan unas estrechas tiras de madera a los pies para deslizarse por las montañas. Ron se iba a La Madriguera y Andrea volvería a su casa, o eso había comentado su hermano.
Harry pasó varios días tragándose la envidia que sentía, hasta que, cuando le preguntó cómo iría a su casa aquella Navidad, su amigo exclamó: «Pero ¡si tú también vienes! ¿No te lo había dicho? ¡Mi madre me escribió hace semanas y me dijo que te invitara!»
Andrea puso los ojos en blanco, pero a Harry la noticia le levantó mucho los ánimos. La perspectiva de pasar aquellos días en La Madriguera era verdaderamente maravillosa, aunque la estropeaba un poco el sentimiento de culpa que tenía por no poder pasar las vacaciones con Sirius.
Se preguntaba si conseguiría convencer a la señora Weasley de que invitara a su padrino durante las fiestas. Sin embargo, había demasiados factores adversos: dudaba que Dumbledore permitiera a Sirius salir de Grimmauld Place, y no estaba seguro de que la señora Weasley quisiera invitar a su padrino porque ellos dos siempre estaban en desacuerdo. Sirius no había vuelto a comunicarse con Harry desde su última aparición en la chimenea, y a pesar de que el chico sabía que habría sido una imprudencia intentar ponerse en contacto con él, ya que la profesora Umbridge vigilaba constantemente, no le hacía ninguna gracia imaginar que Sirius estaría solo en la vieja casa de su madre, quién sabe si tirando del extremo de uno de esos regalos sorpresa que estallan al abrirlos, mientras Kreacher tiraba del otro.
El problema para Andrea llegó en una de las últimas clases de Defensa contra las artes oscuras. La clase había transcurrido con tranquilidad a pesar de que la marca había ardido constantemente en su brazo y había mantenido la compostura hasta la mitad de la clase cuando la profesora Umbridge hizo un comentario desagradable. Llevaba un rato hablando sobre lo importante que son las influencias en el ministerio y lo perjudiciales que pueden ser alguna de tus relaciones.

ESTÁS LEYENDO
Andrea Bletchley y la orden del fénix ☆
FanfictionEl quinto curso está a punto de comenzar. Andrea no ha pasado un verano muy agradable, encerrada en una casa, leyendo mentiras en el periódico. Está harta del ministerio... ¿Qué pasa si el ministerio también intercede en Hogwarts? Pues que Andrea no...