Decreto Educacional nº24

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Capítulo 19

Desde que había comenzado el curso, y a pesar del suceso con Dean, Andrea nunca había estado tan contenta como aquel fin de semana.

Había hablado por la mañana con Dean y lo había dejado todo más o menos resuelto, le había pedido perdón por haber huido de esa manera y le había explicado con el más tacto posible como se sentía.

Harry, Ron y ella pasaron gran parte del domingo poniendo al día los deberes; aunque no era una tarea precisamente divertida, como volvía a hacer un soleado día de otoño, sacaron sus cosas fuera y se tumbaron a la sombra de una gran haya, junto al borde del lago, en lugar de quedarse trabajando en las mesas de la sala común.

Hermione, que como era lógico llevaba al día sus deberes, cogió unos ovillos de lana y encantó sus agujas de tejer, que tintineaban y destellaban suspendidas en el aire delante de ella, mientras tejían gorros y bufandas sin parar.

Andrea experimentaba un sentimiento de inmensa satisfacción cuando se acordaba de que estaban tomando medidas para oponer resistencia a la profesora Umbridge y al Ministerio, y que ella era un elemento fundamental en la rebelión.

No paraba de recordar la reunión del sábado: la gente que había acudido a ellos para aprender Defensa Contra las Artes Oscuras; la expresión de los rostros de los demás cuando escucharon algunas de las cosas que ella y Harry habían hecho.

Pensar que había tantos chicos y chicas que no la consideraban una mentirosa ni una loca, sino alguien digna de admiración, le levantó tanto el ánimo que todavía estaba contenta el lunes por la mañana, pese a la inminente perspectiva de las clases que menos le gustaban.

Ginny y ella bajaron de los dormitorios hablando acerca de la idea que había tenido Angelina de trabajar en una nueva jugada, bautizada como «voltereta con derrape», en el entrenamiento de aquella noche, y hasta que llegaron al otro extremo de la iluminada sala común no se fijaron en un nuevo elemento que ya había atraído la atención de un pequeño grupo de estudiantes.

En el tablón de anuncios de Gryffindor habían colgado un enorme letrero, tan grande que tapaba casi todos los demás carteles: la lista de libros de hechizos de segunda mano que estaban a la venta, los habituales recordatorios de Argus Filch sobre las normas del colegio, el horario de entrenamiento del equipo de quidditch, las ofertas de intercambio de cromos de ranas de chocolate, los últimos anuncios de los Weasley para contratar cobayas, las fechas de las excursiones a Hogsmeade y las listas de objetos perdidos y encontrados.

El nuevo letrero estaba escrito con grandes letras negras, y al final había un sello oficial junto a una pulcra firma cargada de florituras.

POR ORDEN DE LA SUMA INQUISIDORA DE HOGWARTS

De ahora en adelante quedan disueltas todas las organizaciones y sociedades, y todos los equipos, grupos y clubes. Se considerará organización, sociedad, equipo, grupo o club cualquier reunión asidua de tres o más estudiantes. Para volver a formar cualquier organización, sociedad, equipo, grupo o club será necesario un permiso de la Suma Inquisidora (profesora Umbridge). No podrá existir ninguna organización ni sociedad, ni ningún equipo, grupo ni club de estudiantes sin el conocimiento y la aprobación de la Suma Inquisidora. Todo alumno que haya formado una organización o sociedad, o un equipo, grupo o club, o bien haya pertenecido a alguna entidad de este tipo, que no haya sido aprobada por la Suma Inquisidora, será expulsado del colegio. Esta medida está en conformidad con el Decreto de Enseñanza n.° 24. Firmado: Dolores Jane Umbridge Suma Inquisidora

Andrea leyó el letrero mirando por encima de las cabezas de un grupo de afligidos alumnos de segundo colocándose al lado de Ron y Harry.

—¿Significa esto que van a cerrar el Club de Gobstones? —le preguntó uno de ellos a su amigo.

Andrea Bletchley y la orden del fénix ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora