Capítulo 11 We need to keep this a secret

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Sabía que no lo había soñado, sabía que todo lo que había pasado era real, pero todo se sentía como un sueño. Incluso esa mañana sentía que flotaba. Era una mezcla entre emoción, alegría y miedo. Tenía que ocultar mis sentimientos en mi casa, mis padres no podían sospechar nada, tenía que actuar como si nada al menos hasta que el sentimiento de que estaba ocultando algo pasara.

¿pero que estaba pensando? Obvio que estaba ocultando algo, había empezado una relación con mi docente, no podía andar diciendo eso a los 4 vientos.

Mentir nunca fue un problema para mí, pero ese sentimiento de culpa me invadía. No era algo que me había sucedido antes. Pero en ese momento sentía que si apenas daba un paso en falso todo se iba a la mierda.

Pero fue en el almuerzo cuando algo me poseyó, algo que hizo que mencionara su nombre, lo que llamaba Poe "el demonio de la perversidad" soltó mi lengua. Y también mi tía vino a almorzar ese día. Estaba obligada a poner una buena cara.

La hermana de mi madre, una mujer alta, con el cabello teñido de rubio, y labios rosas y carnosos, ojos cafés, como mi madre y yo. Las similitudes entre nosotras eran claras, ni para negar que éramos familia.

—¿y cómo te está yendo en la universidad? —pregunta mi tía.

—bien —sonreí, podía dejarlo ahí y callarme. —me gustan mis clases, los docentes son buenos, uno de los amigos de mis papás es uno de mis docentes, sus clases son geniales...

—¿y qué tal esta Chris? —interrumpe mi padre, el frio recorre mi espalada cuando escuche su nombre.

—está bien, nos llevamos bien y solemos hablar después de clases... sobre la universidad claro —sonrió y tomo un bocado de mi comida y así no hablar más.

—Ariana prácticamente vive en la universidad últimamente —comenta mi madre, dándole un sorbo al jugo.

—si ando muy ocupada con las clases —explico, eso sí era algo cierto, ese semestre fue muy exigente.

El almuerzo continuo sin ningún inconveniente.

Mientras hacíamos sobremesa, mis padres y mi tía charlaban, mi celular comenzó a recibir mensajes. Coloque mi teléfono en mi regazo, sentía la mirada de mi padre en mí. Cuando vi los mensajes vi que eran de Chris:

Chris: hola

Chris: cómo estas? Como llegaste a casa anoche? Debemos hablar

Cayo un peso en mi pecho y sentía un nudo en mi garganta. Temí que él había cambiado de opinión sobre mí.

Ariana: estoy bien.

Ariana: ¿de qué quieres hablar?

Voltee mi celular sobre la mesa. Esperé a que envié una respuesta, las voces de mi familia se sentían lejanas, mis nervios crecieron. Mis ojos volvían a mi teléfono.

—voy al baño —me levante del asiento bruscamente y tome mi celular.

Corrí al baño.

Encerrada ahí, llame a Chris. Espere a que conteste el teléfono mientras apoyaba todo mi peso en la puerta.

—hola —escuche su voz a través de la línea.

—hola, Chris... hmmm ¿de qué quieres hablar? —pregunte bajando el volumen de mi voz solo en caso de que mis padres pudieran escucharme.

—sobre lo que paso anoche creo que deberíamos vernos en persona —dijo, seguido de un silencio.

—si claro... ¿hoy? —pregunte.

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