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Los días pasaban tan rápido que en un abrir y cerrar de ojos, ya había pasado una semana desde que empecé a ir terapias.

Debo admitir que me da un poco de miedo que todo esté fluyendo con rapidez, pero a la vez me emociona, quiero saber en qué persona me convertiré cuando sienta que ya toda mi vida esté bien.

Y lo bueno es que no estoy yendo sola a terapias, también voy con mi nueva amiga Ashly, que gracias a ella, y creo que a mi también, ambas nos entusiasmados cada día más gracias que nos motivamos. Claro, no vemos terapias juntas todavía, primero me ven a mi, ella me espera en cafetería, y luego la ven a ella, y yo la espero en la cafetería mientras leo un libro.

La psicóloga dice que primero tiene que vernos individualmente, para así ver cómo nos encontramos y para tener más privacidad, luego, cuando ya nos haya chequeado a cada una, podemos empezar ir a terapias grupales.

Y eso empieza el lunes que viene.
No me apetece mucho la idea de estar con otros jóvenes, que a lo mejor tienen problemas iguales que los míos o hasta peor, todo eso significaría socializar, algo que realmente, como ya saben, me cuesta mucho.

Pero, paso a paso, ¿No?.

Hoy viernes, quedé con verme con Delia, tenemos mucho tiempo que no salimos juntas, y creo que ya es tiempo de que lo hagamos. Ella a estado muy pendiente de mi, siempre ella preocupándose por mi, y agradezco tanto por eso, por qué me hace saber que le importo; y mucho.

Mamá y papá no me presionan con preguntas, me dijeron que si me sentía cómoda hablar de como me fue en las terapias, estarán ellos siempre disponibles para escucharme en cada momento.

Creo que, al paso que voy, está yendo bien, y es algo que me alivia, pensé que las cosas iba ser peor, si ha sido un poco difícil, pero no imposible, cada día trato de subir un escalón a la vez.

Delia y yo quedamos en vernos en la pizzería de siempre, tal vez se vea como un día simple y aburrido, peor la verdad es que no hay nada mejor que pasar una tarde con tu mejor amiga, comiendo pizza y charlando de todo lo que nos ha pasado durante la semana.

Creo que es un plan perfecto.
Como hace frío, decido no dejar casi al descubierto mi cuerpo, y abrigarlo por completo. Una blusa holgada amarilla, con unos Jean azul marinos oscuro, unas botas negras junto a gorrito de Lana también negra, es lo que me colocaré hoy, algo adecuado para un día frío. Saliendo de la ducha, con un paño alrededor de mi cuerpo, me dirijo a buscar todo lo que había mencionado. No estoy tan apurada, pues todavía hay suficiente tiempo, pero es mejor estar lista, que tarde.

Aunque casi siempre llegue tarde.

Mientras me desenredaba mi cabello con el cepillo, mi teléfono empezó a vibrar, avisando que tenía una llamada entrante. Cosa que se me hizo extraña, ya que casi prácticamente nadie me llama, y si fuera Delia ¿Qué le costaba escribirme? O peor, ¿Y si era una emergencia, o ella estaba en peligro? Con rapidez agarré mi teléfono, y cuando vi de quien provenía la llamada, una expresión de confusión se plantó en mi rostro.

Número desconocido.

Con duda y un poco de miedo, hice deslizar la barra de responder y me llevé el celular al oído.

-¿Quién es?.

Transcurrió varios segundos sin que el receptor dijera algo, así que me removí impaciente.
-¿Leyla?.

La voz había sonado femenino, lo había escuchado de alguna parte, pero la información de quien provenía dicha voz no llegaba por completo a mi cerebro.

-¿Quién habla?.

Volvió a transcurrir varios segundos de silencio, luego escuché que la persona que está del otro lado de la línea había soltado un suspiro.

Chica Flaca    [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora