Despúes de la rara plática que tuve con Nathan, volvimos a casa. Durante el camino nadie dijo nada, y eso lo agradecí, no tenía más ganas de hablar. El frío viento de la noche hacía que se me erizara la piel, y yo, me frotaba los brazos para darme calor. nathan no decía nada, estaba sumido en sus pensamientos, con las manos dentros de los bolsillos de su pabtalón. El cielo estaba adornado con estrellas junto a la Luna llena. Se podía escuchar los pocos autos que pasaban de un lado a otro, y las hojas de los áboles que revoloteaban gracias al viento.
Yo seguían inténtadome darme calor con mis diminutas manos, cuando de pronto, otra mano sujetando algo se posó en frente de mi.
De inmediato frené mi caminada para ver de quien provenía dicha mano, y era de Nathan. Me estaba dando su abrigo, yo lo miré por unos segundos para asegurarme de que no me estaba equivocando, y no me estuviera confundiendo.
Me sorprendí un poco cuando Nathan insistió agitando su mano para que tomara el abrigo. Y lo hice. Lo tomé y me lo coloqué.
—Gracias—dije tímidamente. Nathan solamente hizo un ademán.
Volvimos a retomar la caminata hasta llegar a casa.
Nos situamos en frente de mi casa, las luces seguen encendidas, eso quiere decir que mis padres me están esperando. Subo los peldaños de la escaleras, y suelto una bocanada de aire antes de entrar, Nathan me sigue. En el pasillo no hay nadie, y yo solo quiero subir rápido a mi cuarto, y si es posible, encerrarme un mes, pero claro, la suerte nunca está de mi lado.Antes de poner un pies en las escaleras, mamá me llama.
—Layla, mi amor.
Suelto un bufido. Cuando me tuvo que defender no lo hizo, y ahora, después de que estuve llorando por casi una hora y media, me viene a llamar con un tono dulce.
¡Agh! Me giro a donde está ella, esperando a que hable. No sucede, así que soy yo la que habla.
—¿Qué?—tanjé de una manera tan fría que nunca lo había hecho antes, o bueno, con mis padres nunca.
—Cuida el tono Leyla—me advierte papá.Suelto otro bufida, esta vez con más ganas. ¿Qué día es hoy?; ¿El día en que todos están en contra de mi?,Nathan no dice nada, ni se inmuta. No sé porque no se ha ido, ya sus padres no están aquí en mi casa—en realidad hasta mi familia se fue, y eso lo agradecí muchísimo—y ya es tarde. De todas formas, no le digo nada.
—Tu tía Karla te manda disculpas—dice mamá. Esta vez, en vez de soltar un bufido, me río irónicamente.
—¿Qué te parece tan gracioso?—pregunta papá con un tono autoritario. Su ceño se frunze un poco.
—Es que me parece algo tan estúpido—dije, esperando a que mis padres me regañaran, pero no fue así, ellos fruncieron el ceños, igual que Nathan, aunque el seguía sin entrometerse, y se mantenía a una distancia prudente.
—¿Qué te parece estúpido?—inquiere mamá.
¡Agh! Ya estoy cansada de esta conversación.
—Me parece estúpido que después de que casi toda la familia se burlaran de mi, sin ningun pelo en la lengua, sin saber como me siento, ¡Sin saber como hieren sus palabras!—levanto un poco la voz—y sin saber, como lucho día a día, buscando una manera, de que yo...—me relamio los labios, buscando las palabras adecuadas—ame mi cuerpo. Y después vienen a pedirme disculpas—bufo—por favor, que ya yo no soy una niña de cinco años, a que le pueden pedir disculpas con una chupetita, y la niña lo acepte contenta.
—Pero...
—Pero nada mamá—zanjé— ya tengo diescisite años, ¿y saben qué? ya estoy cansada de esta conversación, así que si me disculpan, me iré a dormir. Adiós Nathan.
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Chica Flaca [COMPLETA]
Teen FictionBORRADOR Esta historia es un borrador, por lo tanto, contiende muchas faltas ortográficos. Poco a poco las iré arreglando. ♡♡♡ Algo que ella no aceptaba, era su cuerpo. Lo veía tan diferente a las demás, que se sentía excluida. Quería ser como ella...