El pelinegro suspiró antes de ingresar la llave en la cerradura y girarla para abrir la puerta.
Eran alrededor de las once de la noche y al día siguiente tenía clases en el instituto, no obstante, se le había hecho tarde llegar a casa por la cantidad de personas en el metro y el embotellamiento de vehículos, pues al parecer hubo un accidente unas horas antes.
La idea era abrir la puerta, subir las escaleras hasta su habitación y fingir que nada pasó, pero su plan cayó en picada cuando el serio semblante de su madre lo recibió en la sala, preparada para hacerle un cuestionario al joven.
—¿Que son estas horas de llegar? —Preguntó la señora Choi con un acento neutro —¿Acaso crees que te mandas solo, Yeonjun?
El muchacho solo negó con la cabeza mientras mordía su labios inferior, y se inclinó hacia delante en muestra de respeto y arrepentimiento.
—Lo siento, mamá, es que-
—¿Dónde estabas? —preguntó sin detenerse a escuchar la excusa de su hijo.
—En casa de Soobin.
—¿Soobin? —el chico asintió con miedo y la mujer se acercó a pasos lentos —¿Estás diciendo la verdad?
—Sí, mamá, si quieres puedes llamar la hermana de él y verás que es cierto.
—No, no me hace falta.
La mujer recorrió con su mirada cada espacio visible del cuerpo de Yeonjun. Eran inicios de octubre, por lo que vestía bien abrigado, y algunas gotas de agua que cayeron por la tormenta aún yacían en la gruesa tela.
—¿De quién es esa bufanda? —Preguntó cuando vio la suave tela color azul oscuro cubriendo el cuello del pelinegro —¿Te la dio Soobin?
Yeonjun asintió con lentitud y mantuvo la miraba baja, sin las mínimas ganas de ver la piel arrugada en la frente de la mujer, que indicaba que estaba bastante molesta, él solo quería que le diera su castigo y lo dejara subir a su habitación, para al fin poder realizar los deberes que le habían dejado.
—¿Y por qué te la prestó? —una vez más la voz dura de la mujer chocó con los sensibles oídos de Yeonjun, quién podía sentir su molestia en la pronunciación de cada palabra.
—Está lloviendo y no quería que me resfriara...
—Awww, que lindo, se preocupa mucho por ti —Yeonjun frunció el ceño por la forma sarcástica con la que habló la mujer, ella nunca hablaba de esa forma cuando se trataba de Soobin... ¿Acaso —Quítatela.
Yeonjun abrió los ojos de golpe y miró la cara de la mujer, esta aun no contenía expresión en su rostro y sus propias manos no respondieron a la orden.
—¿Estás sordo? ¡Te estoy diciendo que te la quites!
—¿Por qué? —preguntó en un hilo de voz.
—¿Por qué? ¡¿Aun así me preguntas "por qué"?! —Espetó —¡Si yo te digo que te la quites, te la quitas!
—¡Mujer! ¿Por qué gritas tanto? —el señor Choi se adentró a la sala entrecerrando los ojos cuando aún no se acostumbraba a la luz. Cuando al fin vislumbró la figura de su hijo a unos metros de la puerta tuvo una razón más para fruncir el ceño —¿Acabas de llegar?
Yeonjun no fue capaz de responder al hombre, estaba tan nervioso que su cuerpo no cedía a las órdenes de su cerebro, y en cosa de segundos la mujer aprovechó y quitó la bufanda del cuello de su hijo, notando los pequeños hematomas que marcaban un camino hasta el pecho cubierto por el uniforme.
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My Sweet Dream ||Tyunning||
Fiksi PenggemarDonde Hueningkai es un estudiante que llega a un nuevo instituto en Corea, donde conocerá a Taehyun, un joven que aparentemente lo ha visto en sus sueños tiempo antes de verlo en persona; lo que no sabe es que Taehyun también le parece muy familiar...