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Hueningkai ronroneó como gatito por las caricias que Taehyun le proporcionaba a su cabello. Luego de estar un largo rato besándose en el piano, decidieron cambiar de lugar en caso de ser descubiertos. El timbre ya había sonado hace más de una hora, y ellos se escondieron tras una hilera de sillas que había en la zona de atrás del salón, optando por ese lugar también por la lógica de que si entraba alguien podrían escapar por la ventana con mayor facilidad. El caso es que la cabeza del castañito estaba sobre el regazo de Taehyun, tenía un ukelele en las manos que encontraron en algún lugar del salón, tocaba canciones bobas mientras el pelirrojo masajeaba con suavidad su cabello y contaba sus lunares que marcaban su rostro. Y es que los dos se sentían tan bien, ni siquiera había un destello de culpa por ignorar la existencia de las clases, porque, seamos sinceros ¿Había algo más importante que ellos dos en este momento? No.

El mayor dirigió sus labios hasta el lunar que había al lado de los labios del chico y depositó ahí otro de los tantos besos que había dejado antes, y el castaño sonrió, aun preguntándose de dónde venía toda esa flexibilidad para besar en esa posición.

-Cuando llegué a casa hablando de ti, Yeonjun me advirtió que eras una persona fría, pero nunca te he percibido de esa forma, siempre eres tan lindo y cálido cuando estás conmigo, también eres así cuando estás con Beomgyu -el castaño emitió un nuevo sonidito de placer por la mano que quitaba los cabellos de su frente haciendo que cerrara sus ojos como si fuera a dormir.

-Es porque ustedes son las personas con las que más convivo, a Beomgyu lo conozco desde los once años y por más que intente ocultarme de él siempre me descubrirá, no cae ante mis intentos de frialdad -Rió -Y tú...

-Y yo...

-Ya deberías saber la respuesta -dijo un poco apenado.

-Jummm, no la sé ¿Podrías decírmela? -insistió con un tono infantil.

Taehyun contempló una vez más la sonrisa pícara que escapaba de los labios del menor, conocía perfectamente su plan de hacerlo decir las cosas directamente, y no le importaba mucho hacerlo, pero que el chico tomara así de fácil control de sus palabras lo sorprendía.

-Me gustas, Hyuka, contigo me siento de una forma demasiado diferente. Eres una mezcla de alegría, serenidad y dulzura, eso me agrada; no es una alegría tan efusiva que encandile mis ojos, o una serenidad tan tranquila que me aburra, no, tienes la dosis perfecta para cada cosa y eso me hace sentir seguro y sin miedo de actuar con cariño.

Hueningkai rápidamente soltó el ukelele y cubrió su rostro con las manos al sentirlo caliente, estaba tan feliz que podría correr y gritar en ese momento, pero debía actuar con madurez frente a los ojos de Taehyun, mostrarle su lado confiado y no el lado aniñado que se emocionaba con unas cuantas palabras, pero no lo podía controlar, no sería sincero de su parte esconderle todas las emociones que lo atacaban cuando Taehyun se portaba así con él, estaba fascinado por la sola forma en que se refería a él ¿Podría soportar aun más?

-Estoy tan feliz de que me hayas dejado esos dulces de frambuesa en mi escritorio ¿Cómo sabes que me gustan tanto? -preguntó sin quitar las manos del chico que reposaban en su rostro, la escena se le hacía tan tierna y cómica ¿Cómo podía tener un novio tan lindo?

-Es una explicación demasiado extraña...

-Cuéntame. -insistió y el castaño cedió.

-Tus labios me recuerdan a esos caramelos -dijo y se sentó al lado de él, de nuevo tomando el ukelele para acariciar sus cuerdas de nylon -No lo sé... solo los vi y pensé en ti.

-Es una linda explicación -comentó y miró las manos que de nuevo estaban entrelazadas, por alguna extraña razón se le hacía increíble la manera en que sus pieles de diferentes tonos se combinaban -No es tan cliché como comparar los labios con cerezas.

My Sweet Dream ||Tyunning||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora