Donde Hueningkai es un estudiante que llega a un nuevo instituto en Corea, donde conocerá a Taehyun, un joven que aparentemente lo ha visto en sus sueños tiempo antes de verlo en persona; lo que no sabe es que Taehyun también le parece muy familiar...
Después de llegar al salón de clases a tiempo, ambos jóvenes aún se sentían muy sorprendidos por lo que había pasado. Uno de los dos en específico se estaba muriendo por dentro y su amigo aprovechó empezando a interrogado.
–¿Qué pasó con Kai que estás tan rojo y agitado? –soltó el pelinegro tomando desprevenido a su amigo.
–Q-Qué dices, no pas-só nada, estoy rojo porque... porque corrí para no llegar tarde. Únicamente por eso –respondió el pelirrojo defendiéndose del cuestionario que su amigo le estaba planteando.
–Ah, por favor, te conozco, y sé que estás nervioso y no por correr o por casi llegar tarde al salón –dijo Beomgyu mirando a su amigo de forma desafiante.
–¡Ustedes dos que están hablando, si no les interesa la clase pueden salirse –-dijo el profesor llamándole la atención.
–Lo sentimos –respondió Taehyun.
–A la salida no te vas a salvar –le avisó a su amigo antes de seguir prestando atención a la clase.
Mientras tanto, Hueningkai estaba tan sumido en sus pensamientos que ni se dio por enterado del llamado de atención del profesor hacia sus compañeros, él únicamente soñaba despierto mientras imaginaba qué hubiera pasado de haberse acercado un poco más, el simple hecho de pensarlo lo sonrojaba de manera bestial.
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A la hora de la salida, como de costumbre, se habían ido juntos Beomgyu y Taehyun a casa ya que vivían por zonas cercanas; por lo cual, el pelinegro no se hizo esperar más antes de preguntarle con lujo de detalles: Qué había pasado con el castaño que lo tenía tan mal.
–Bueno Tae, ya no te vas a salvar ¿Por cuál razón estás en las nubes?, ¿seguro que no pasó algo interesante con Huening? –preguntó viéndolo pícaramente.
–Beom, please, no me preguntes, aún estoy digiriendo lo que pasó, el solo pensarlo me hace morir por dentro de vergüenza. –pidió mientras se tapaba la cara para ocultar un poco su sonrojo.
–Vamos, antes con más razón deberías de contarme. Dimeee –pidió mirándolo con ojos de perrito para que le contará.
–Está bien. Déjame respiro antes de contarte cómo morí de amor ante Hueningkai... –Tomó agua antes de contar el relato, pero se sonrojó de manera exagerada cuando recordó que de ese termo de agua bebió su crush.
–Bueno, procede.
–Todo estaba raro cuando fuimos a llenar de agua el termo, entonces le dije que era algo incómodo el silencio. –asintió tímidamente.
–¿En serio?, así de fácil cagaste todo. No, terrible, uno dándote alas y vos las dejás caer –dijo mientras se golpeó la frente.
