C#01: Nos vemos, quizás.

126 20 6
                                    

Siento la húmeda arena bajo mis pies, me estremezco al percibir una ráfaga de aire rozar mi anatomía. Inhalo profundo mientras me pierdo en el rompeolas, el vibrar de mi móvil me distrae del hermoso paisaje, más decido ignorarlo, no estoy listo para hablar del pasado y menos con mi jodida hermana, cuando salí de casa solo avise que llegaría tarde por la noche.

Quiero poder recorrer mi ruta de cuando era pequeño y vivía aquí en costa dorada, recuerdo que había un café cerca, vendían los más sabrosos batidos que he podido probar.

—Hola. —Ignoro a la chica que está detrás de mí-. ¡Hey tú!

—¿Estás hablándome a mí?—Me hago el desentendido.

—Sí, bueno, estaba con mis amigas, y... Ellas piensan que eres lindo así que me mandaron a por tu número.

Me cruzo de brazos mostrándome inalcanzable, sonrío ladino cuando ella me mira con más interés. Es divertido porque no parece consiente de ello.

—Ellas ¿O tú?—cuestiono mostrándome un poco coqueto.

Me felicito a mi mismo mentalmente cuando mi pregunta logra sacarle un hermoso sonrojo.

—E-Ellas.

Admito que su nerviosismo la hace ver adorable, sonrío cuando una nueva idea surca mi mente.

—No tengo móvil.

Maldigo internamente cuando mi móvil resuena ante nosotros.

¡Maldita creación del demonio!

—Eso suena como a un móvil—pronuncia alzando una ceja, su lindura me mata por completo—. ¿Por qué mentirme?

—Eso, nena—Me acerco sensualmente a su rostro, tomo su mentón entre mi dedo índice y pulgar, mire sus labios de forma provocativa, al oírla suspirar muerdo lentamente mi labio inferior—. No es de tu incumbencia. —Le guiñe un ojo coqueto.

Camino en dirección contraria aguantándome las jodidas ganas de reírme. Me gustan los juegos previos en la seducción.

[...]

Llevo la pajita de mi batido a mis labios, me dedico a degustar el riquísimo sabor de la piña colada.

—¡Hola, chico mentiroso!—La mire por sobre mi hombro hasta que se mueve y queda frente a mi.

—Oh, hola. ¿Tú de nuevo?—Vuelvo a mi bebida, está más interesante, al menos por ahora.

—Vamos, no te hagas el duro—Sonrío ladino—. ¿Puedo sentarme?—Toma asiento frente a mí.

—Ya lo hiciste—Llevo mis labios devuelta a la pajita de mi bebida, doy un gran sorbo lo cual hace que mis papilas gustativas gocen todas en armonía.

—¿Eres nuevo por aquí? nunca antes te había visto. —Levanto la vista de mi bebida.

—Esa pregunta... ¿Es tuya o de tus amiguitas?—Relamo mis labios seductoramente, ella sonríe y entorna la mirada.

—Es mi pregunta.

Asiento y muerdo mi labio inferior mirándola directamente a los ojos. Su mirada se pierde en mis labios, y eso es lo que quería lograr.

—¿Segura?

—¿Por qué respondes mis preguntas con más preguntas?—Me inclino sobre la mesa, hasta quedar a unos cuantos centímetros de su rostro, la veo tragar con nerviosismo.

—¿Por qué te interesa?—pregunto de manera casi susurrante.

—Lo ves, más preguntas. Supongo que pretendes ser misterioso.

—¿Eso crees?—Me hago el desentendido, me toma concentración el no reírme.

—No.—Su lengua juguetona pasa por sus labios-. Creo que sí lo eres.

—Es una lastima—Me levanto de mi asiento, dejo algo de dinero sobre la mesa—. No soy nada misterioso. Solo un chico más. Uno que al parecer atrajo tu atención.

—Eso...

—Nos vemos, quizás.

||Rhen||

Nuestro reflejo en el mar.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora