C#02: La belleza puede ser.

91 19 5
                                    

Desde que mi abuela murió, el insomnio es algo con lo que debo lidiar de vez en cuanto. Es un fastidio total, pero algún día aprenderé a vivir con ello. Sin embargo desde que llegué a Costa Dorada, no he dormido casi nada.

Suspiro y maldigo por lo bajo al tiempo que me levanto y salgo de la habitación que comparto con mi sobrino.

Entro en la cocina y no dudo en servirme un vaso de agua fría. Beber agua no me calma los pensamientos, pero ayuda bastante con mi sed.

—Es muy temprano, ¿no puedes dormir?

Evito que mi hermana note que me ha asustado un poco su silenciosa presencia.

—Ese es asunto mío.

Puedo escucharla suspirar, no le agrada mi actitud hostil. Pero no puedo evitarlo, me sale de manera automática responder como lo hago.

—En unas horas debes presentarte en el instituto, tu uniforme ya está listo, lo deje colgado en el baño de la habitación. Así que dejes dormir al menos unas horas.

—Es un fastidio, ya estamos a mitad del semestre—digo. Termino de beber agua y dejo el vaso sobre la mesada—. Empezaré el semestre siguiente y ya.

—Eso no está pasando, Noren, así que mañana iras al instituto y punto.

—Pero te digo que...

—Sin peros, yo soy tu tutora, así que empiezas en unas horas, todo irá bien ya que Excel trabaja ahí-Entorno los ojos irritado—. Y sería bueno que entres al club de natación...

—¿Natación?—Sonrío con desdén, ella suspira.

—Sí, natación. Eras un excelentes nadador, hermanito. Ya es tiempo de que superes tus miedos al agua, miedos que me parecen un tanto injustificados.

—No te metas con mis miedos, yo decido si quiero o no superarlos, ¿okay? Y solo porque me jode seguir escuchándote, me iré a fingir que duermo.

—Algún día tendrás que enfrentar esto, Noren.

—Sí, pero no será cuando tu lo decidas, que te quede claro.

Camino hasta ella y paso a su lado para sin más salir de la cocina y regresar a la habitación.

[...]

Gruño frustrado al no poder anudar mi corbata, esto es una maldita pérdida de tiempo, definitivamente odio los uniformes escolares.

—Tío, Nono—Giro en dirección a mi sobrino. Genial, mis balbuceos lo despertaron—. ¿A dónde vas?—pregunta con esa voz adormilada que me parece todo un encanto.

—Hoy tengo instituto, pero tu sigue durmiendo, en cuanto regrese traeré algo delicioso para ti, ¿estamos?

—Okay, tío, Nono.

Llego hasta el niño y lo ayudo a acomodarse nuevamente en la cama, no pasan ni dos segundos cuando se duerme de nuevo.

Termino de arreglarme y salgo de la habitación y por consiguiente de la casa. Para subir al coche de Excel me quito la mochila de mi espalda y la coloco sobre mis piernas.

El día ha comenzado de maravilla, y sí, estoy siendo sarcástico. Seguro seré el centro de atención por llegar con el director y profesor de ciencias del instituto OceanWhin.

Una vez tengo el cinturón cortandome la respiración, él se pone en marcha.

—¿Qué tal han sido tus dos días aquí, Noren?

Aprieto mis labios y chisto sin poder evitarlo.

—Nada emocionante; fui a la playa y eso es todo.

—Ah, ya veo.

Y la conversación no llega a más, ya que me dispongo a ignorarlo el resto del camino mientras observo por la ventanilla del auto.

La costa es hermosa, sus paisajes podrían dejar sin aliento a muchos. Me dan una sensación extraña, pero única. Aunque la belleza puede ser peligrosa y letal, mi abuela y yo lo sabemos muy bien, solo me da gusto que ella no esté aquí para recordarlo.

||Rhen||

Nuestro reflejo en el mar.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora