Introducción.

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El sonido de las olas chocando contra el viejo muelle, y el intenso olor a sal, me arrastran a varios recuerdos de mi jodida infancia. Hace años que no venía por aquí.
Y mi último recuerdo aún me sigue atormentando.

—¡Hey Noren!—Salgo de mis recuerdos al sentir un peso extra sobre mi hombro izquierdo—¿Cómo has estado?, vaya que haz crecido.

—¿Te conozco?—inquiero alzando una ceja.

—Uh, lo siento, soy Excel, me casé con tu hermana ¿Recuerdas?

—Oh si, Excel, es que no tengo buenos recuerdos de la boda, eh, ya decía yo que tú rostro lo reconocía de algún lado—Miento, es más que obvio que no lo recuerdo, por suerte podré gritar si intenta secuestrarme o algo. 

—Okay, vamos. —Intenta tomar mi mochila, pero no se lo permito. 

—No hace falta que cargues mis cosas, yo llevaré mi mochila. —Él asiente, y me sonríe cordial—. Gracias.

—¡Sígueme!

Suelto una larga bocanada de aire, muerdo mi labio inferior dudando sobre su reciente proposición. Confiar de la nada en las personas ni es algo que yo haga. 

—¿Dónde dijiste que era la casa de mi hermana?—cuestiono de brazos cruzados.

—En un departamento, cerca de la costa, a unos cuantos minutos de aquí. Tienes suerte ya que también tienes el cole a unos pocos minutos. 

[...]

Me dedico a mirar por la ventanilla de mi asiento, la vista es increíble, puedo observar a través de ella toda la costa, me estremezco al sentir el vibrar de mi teléfono en mi bolsillo izquierdo, es mi hermana, quiere asegurarse de que voy en el auto con su esposo, con suerte en su mensaje logro poner el nombre del mayor junto a mi. 

 —¡Estás casi en último año!... ¿Cierto?—Relamo mis labios, los siento un poco resecos. 

—Uh, si, tendré que empezar en esta nueva escuela. —Trato de no sonar desanimado.

—No es tan malo como parece... Podrás hacer nuevos amigos.

—No soy muy sociable... —Lo interrumpo—. Y... Realmente no quería venir aquí, pero como podrás adivinar sigo siendo menor de edad y estoy bajo la tutela de mis padres, ellos me enviaron aquí.

—No puede ser tan malo, Noren, no dejes que el pasado te afecte—Bufé ante su estúpido comentario—. Deberías ir a la playa, tomate un tiempo para refrescarte...

— ¿Refrescarme?—Eche mi cabeza atrás—. Vi con mis propios ojos a mi abuela morir ahogada en el estúpido mar. —murmuro lo suficientemente alto como para que me escuche. 

—Oye, l-lo siento.

—No, no lo sientas. No importa, igual nadie lo siente como yo.—suspiro con el ceño arrugado—. Cada maldita noche, ella volvía a meterme en un mundo marino mágico, no se me pueden borrar esas estúpidas historias. 

—Creo que deberías enfrentar ese sentimiento que resguardas.

—Llegamos. —musito interrumpiendolo. 

Abro la puerta del auto y bajo sintiendo que ya puedo respirar. No deseo sumergirme en una charla para la cual no estoy listo, y menos con un extraño. 

Por lo que veo, el departamento sigue igual, todo es igual, la unica diferencia que encuentro es que las paredes ahora son blancas y parece que renovaron la cocina.

—Tendrás que compartir habitación con Mike mientras arreglamos la tuya.

—Me parece bien.—No le doy mucha importancia.

—Tu hermana fue a la tienda, llegara pronto—Asentí con la cabeza.

[...]

Siento el agua correr por mi espalda y también por todo mi cuerpo, suspiro, está totalmente fría. Dejo que mis pensamientos fluyan, quiero poder recordar lo que realmente sucedió ese día,  sé que es contradictorio, pero últimamente me he sentido un tanto extraño. Todo empezó con la noticia de que vendría a estudiar aquí de vuelta.

—Noren. —Escucho del otro lado de la puerta.

—Salgo enseguida. —pronuncio alto para poder ser escuchado. 

Cierro la llave de la ducha y me envuelvo en una toalla lila. 

Algo dentro de mí me dice que regresar aquí no ha sido lo mejor. Solo me queda soportar hasta que pueda marcharme. 

||Rhen||

Nuestro reflejo en el mar.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora