Capítulo 2: Revisión

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—¡¿Un cinco?! —la cara de Kisumi lo decía todo. Makoto imaginó que la suya, la tarde anterior frente al portátil, no debió ser muy diferente.

El problema fue que su sorpresa fue demasiada para ser un susurro por lo que Haru le dio un golpe en la pierna con el fin de hacerle ver que no eran los únicos en clase.

Makoto se frotó el puente de la nariz. Llevaba desde entonces pensando en lo que podía haber ocurrido. Había revisado el trabajo antes de enviarlo y le había dedicado más tiempo del necesario. Sin embargo, cuando vio aquella nota, volvió a releerlo e incluso buscó en su correo en el caso de que pudiera haber enviado otra cosa. Sin embargo, todo parecía correcto y aquello se estaba convirtiendo siendo un gran dolor de cabeza. Además su amigo no lo mejoraba.

—¿Pero qué has puesto? Si Haru ha sacado sobresaliente e incluso yo tengo un notable.

Obviamente, saber las notas de sus amigos tampoco hacían por calmar su incertidumbre.

—Nada fuera de lugar. No sé qué ha podido ocurrir. No había nada incorrecto. Incluso investigué las publicaciones más recientes y. —se detuvo en seco con la acusatoria mirada que lo atravesaba.

Seguidamente, Yamazaki se aclaró la garganta como toque de atención por hablar durante la clase provocando un bochorno acompañado de un nudo en su estómago.

La mirada de Sousuke ahora le parecía más una daga que se cruzaba con la suya para atacarla, que la hermosa mirada que imaginaba en sus fantasías. Y, por supuesto, lo hería. Quería obtener buenas calificaciones, tenía sus razones. Lo hacía por la beca, porque era un reto personal, porque había empezado a gustarle el contenido que exponían en clase, pero sobre todo había una parte de él que quería que Yamazaki lo viera, lo reconociera, mostrarle que él sería un día un profesional como él algún día. Sin embargo, en aquel momento se sentía un niño al que habían pillado mascando chicle en clase. Terriblemente avergonzado, apartó la vista de la de Yamazaki, se reajustó las gafas y metió sus narices entre los libros para continuar el ritmo de su profesor.

Lo que le faltaba, que además de sacar malas notas pensara que no tomaba en serio su asignatura. Acabaría por mandar todo al traste.

—No pasa nada, es solo una prueba sin importancia. —le susurró Kisumi en vano, ya que aquello no le aliviaba en absoluto.

—Cállate. —Recibió otra patada de Haru. Él comprendía lo importante que era para Makoto aquella nota y limitó los esfuerzos de formular una frase en ser totalmente útil. —Habla con él después de clase.

Makoto se mordió los labios. Deseó a la par hacerlo y no. Ambos motivos le avergonzaban.

La puerta estaba abierta de par en par, expuesta a todo público, pero Makoto pensó que debería estar prohibido entrar porque lo que podía verse adentro era un pecado. Sousuke Yamazaki había dejado su chaqueta sobre el respaldo de su sillón de oficina y había desabrochado un par de botones de su inmaculada camisa haciendo de su imagen recta, una más mundana. Pero, en absoluto, dejaba de parecer un ser superior. Aquel pequeño trozo piel dejaba entrever sus clavícula y su pecho marcado. Además, había remangado sus puños de modo que sus grandes manos destacaban haciendo trazos que resultaban hipnotizantes. Tragó saliva, se sentía mal por interrumpir aquella divina imagen pero se dio cuenta de que ya llevaba parado allí algunos segundos y no quería parecer un extraño.

—¿Señor Yamazaki? —dijo tocando suavemente la puerta. El aludido alzó la vista sin mover un centímetro de su cuerpo, altivo y amenazante. De algún modo, excitante.

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