Capítulo 17: Expuestos

104 19 36
                                    

La cafetería de la facultad estaba repleta. El trío de amigos había decidido comer allí ya que todos tenían tarea más tarde y los exámenes cada vez más cerca. Kisumi estaba casi entusiasmado por estar con sus amigos; últimamente parecían distanciados, incluso se habían negado a jugar al baloncesto con él en varias ocasiones. Así, aprovechó el momento para contarles unos sabrosos rumores que venía escrutando y recolectando desde hacía días.

—Oigan, me enteré de algo. —dijo con su usual alegría desinteresada. Sus amigos continuaron su comida sin reparar mucho en el chisme. —Yamazaki tiene pareja. —soltó de pronto.

Makoto casi derrama el agua por la nariz.

—¿C-cómo dices? —tartamudeó mientras alcanzaba algo con lo que limpiarse.

—Se lo escuché a unas chicas antes de entrar en una de mis clases. —dijo casi sin emoción, claramente contenida, mientras devoraba su sándwich.

—No deberías hacer caso de los rumores. —dijo Haru. Su especial interés por contestar a algo que le pareció absurdo no fue otro que el intento de calmar a Makoto. Aún así, no logró que sus manos dejaran de temblar.

Kisumi negó con la cabeza.

—No es la primera vez que oigo tal cosa en los últimos días. Además, no quería decir nada, pero lo he visto con mis propios ojos. —Makoto sintió que el suelo se deshacía como un papel quemado en cenizas a sus pies y caía a un vacío nauseabundo. —Un par de veces ha vuelto con la misma ropa que el día anterior. Pero eso no es todo, sospecho que está con alguien de la universidad. Su coche  ha estado rondando los dormitorios de estudiantes en varias ocasiones. Una vez alguien se bajaba pero estaba muy oscuro, no pude ver nada.

Makoto tragó saliva, sus cuerdas vocales mudas.

—¿Alguien más lo sabe? —preguntó Haru.

—No soy el único que lo ha visto, obviamente. —dijo Kisumi limpiando la comisura de sus labios con una servilleta. Luego miró a uno y otro de sus amigos. Makoto apenas había probado la comida. —Makoto, ¿estás bien?

—N-no tengo mucha hambre, perdonadme. —se levantó como un resorte con la bandeja aún llena en sus manos y se marchó.

Kisumi suspiró con tristeza. Se sintió algo culpable por sacar el tema.

—Pobre Makoto, Yamazaki le gustaba mucho.

Haru frunció el ceño.

—Sí te enteras de algo más, dímelo inmediatamente.

Kisumi observó contrariado la extraña insistencia de Haru.

...

Haru aprovechó que Kisumi aún tenía clases después del almuerzo para moverse campus a través. Se sentía algo culpable de evitar la búsqueda de Makoto, aunque no tanto de esquivar a Kisumi. No le apetecía escuchar más rumores que no le importaban, ni las bromas estúpidas que ni siquiera entendía. Kisumi le caía mejor cuando estaba en la cancha: callado. Sin embargo, lo que intentaba hacer, se dijo, era por Makoto.

Una vez en los pasillos de la Facultad de Artes, no le fue difícil dar con el delegado de la misma. Tenía media docena de alumnos alrededor, tanto chicos como chicas. Todos con un aire fresco y jovial. Todos con porte, ya fuera elegante, divertido o moderno. Muy guapos, para molestia de Haru, aunque nunca lo hubiera admitido. No había reparado tanto en ninguno de ellos si no fuera porque parecían abejas rondado su miel. Frunció el ceño, metros antes de pararse ante ellos y espantarlos a todos. No le importó, Rin los olvidó a todos ellos para mirarlo solo a él.

CrushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora