Capítulo 12: Sentido De La Orientación

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—Tachibana.

El corazón se le detuvo. Makoto notó que lo llamaba por su apellido nuevamente. Quiso desaparecer con las mismas ganas que quiso voltearse. Pero eligió lo segundo.

—Sí, profesor Yamazaki. —sus mejillas estaban obviamente coloreadas y el aludido lo notó poniéndose algo nervioso también.

Era extraño para Sousuke. Hacía tan solo un día había despertado con ese mismo muchacho abrazado a él, con su cabeza sobre su brazo y su respiración en su pecho. Una situación mucho más íntima, pero más tranquila.

Ahora en mitad de la multitud, en mitad de la universidad, dónde Makoto era su alumno y el su profesor, todo era confuso. No sabía cómo actuar.

—¿D-Dónde va? —dijo volviendo a la tierra para declarar las verdaderas intenciones de entorpecer al muchacho.

—A la... biblioteca. —dijo algo contrariado señalando con el pulgar a sus espaldas.

Yamazaki asintió pero ni siquiera recordaba por donde se ingresaba a la biblioteca.

—¿Te importaría llevarme al despacho de la decana en el ala este?

—C-Claro.

Makoto caminó cerca de su profesor. Los repetitivos pasos de ambos retumbaban en su cabeza y lo abrumaban pero el silencio entre ambos no duró mucho tiempo.

—Siento hacerte perder el tiempo, me pierdo con facilidad. —se excusó su profesor mientras rascaba su sien. Estaba realmente avergonzado.

Makoto grabó en su mente ese pequeño sonrojo. El hombre serio que tanto le gustaba, día a día le parecía más terrenal. Era una defecto tan natural e imprevisible que quiso conservarlo en su mente como si de un tesoro se tratara. Era como si su dios griego bajara del cielo para ponerse a su lado diciéndole que esta a allí junto a él.

Porque a pesar de todo lo que había pasado entre ellos, Makoto lo sentía inalcanzable.

—Oh... No se preocupe. No me importa acompañarlo. —dijo tímido.

—Oye, ¿siempre eres así de... ?

—¡Profesor Yamazaki, al fin llega!

La Decana lo interrumpió desde mitad del pasillo. Era esbelta y vestía formal de modo que daba una impresión de mujer difícil de llevar, pero Makoto sabía que en verdad, era un encanto. En seguida ella también reparó en el alumno y dirigió toda su atención hacia él. Llegando a ignorar a Yamazaki.

—Tachibana, encantadora propuesta del fin de semana espero poder volver a verlo en futuros congresos.

—Muchísimas gracias, me alegro que le gustara. —sonrió de oreja a oreja.

Yamazaki miró a decana y a su alumno que de pronto entablaron una anímica conversación en la que no tuvo cabida. La decana se despidió de Tachibana para ingresar en su despacho con la intención de que Yamazaki la siguiera pero la dejó adelantarse para enfrentar a Makoto antes de marcharse.

—Simplemente eres amable por naturaleza ¿no? 

Su alumno se quedó mudo. El repentino cambio de humor de Yamazaki lo dejó perplejo. Su profesor no dijo nada, simplemente lo vio con el ceño fruncido como si realmente hubiera hecho algo malo.

—Lo-lo siento, tengo prisa. —Makoto huyó a su lugar sagrado.

...

No pudo concentrarse. Había sido igual con Rin antes. Cuando lo vio acercarse a Tachibana y ver que se comportaban tan amigables lo molestaba. De pronto algo se volvía turbio y se enfadaba de la nada. Masajeó su frente con la intención de que aquella molesta punzada desapareciera pero en parte sintió que la merecía.

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