Capítulo 19: Unidos

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—A partir de mañana otro profesor impartirá esta clase.

Los murmullos se transformaron en evidentes caras de asombro y molestas quejas que Sousuke no podía discernir.

Una vez la clase estuvo completamente vacía, Haru se acercó a él y lo tomó del cuello de la camisa hasta arrinconarlo en la pared. Aún abatido, Sousuke se sorprendió de que la apariencia delicada del muchacho ocultar a una fuerza bruta tan bestia. Tampoco se resistió, pensó. No lo merecía.

—Te voy a matar, hijo de puta. —siseó entre los dientes apretados de rabia.

Sousuke lo miraba a los ojos sin sentirse digno de ello.

—¿No piensas hablar?

—No tengo nada que hablar contigo. —dijo a media voz, su alumno dudó un momento al ver las bolsas negras bajo sus ojos.

—¿Se lo has dicho a Makoto? —Sousuke no contestó. Haru, a medida que perdía la paciencia apretaba el brazo contra la garganta de su profesor. —Llegas, te lo follas y te largas sin más para que todos te vean y luego ¿¡te vas de la universidad sin decirle nada a él?!

Haru rompió el hilo de cordura que le sostenía. Alzó su puño y Sousuke cerró los ojos aceptando el impacto. Creía fervientemente que lo merecía. Era un pequeño pago para todos sus errores. Desde el primer momento que se acercó a Makoto. Sin embargo, el golpe no llegó.

Rin agarró a Haru, con los ojos saliendo de sus órbitas.

—¿Qué se supone que estáis haciendo en mitad de la universidad? ¿No os basta con los rumores que hay ya?

—Lo siento. —dijo rápidamente Sousuke, y lo dijo de todo corazón.

Rin, no contento con ello miró a Haru hasta que también esbozó una disculpa. No por Sousuke, no sé arrepentía de nada de eso. Su único error, pensó, era hacerlo allí. Aún podía haber quien hubiera escuchado.

—Sólo estoy haciendo lo que siento como un idiota porque estoy enamorado, deberías entenderme mejor que nadie, Nanase. A ninguno de los dos se nos da bien esto.

Rin se quedó rígido en su lugar. El rostro de Haru se desfiguró. Retrocedió unos pasos negando con la cabeza como si no lograra entender lo que le decía. Entonces, un cortocircuito. Corrió.

—Imbécil... Te lo has cargado todo... —susurró Rin.

Rin titubeó, pero acabó por correr tras Haru. Sousuke miró el sol abrasador a través de la ventana. El tiempo pasaba lento, demasiado lento.

...

A pesar de que entrenaba, Haru era bastante rápido cuando se lo proponía y lo había perdido de vista. Sin embargo, Rin sabía dónde encontrarlo. Era un muchacho de costumbres que odiaba cambiar su rutina, así que iba a los mismos sitios. Y su frustración era descargada en la piscina del centro deportivo de la universidad. Dónde Rin lo conoció años atrás.

No falló.

—Haru...

—Vete.

Rin se sentó a su lado en un banco, seguramente había cometido el gran error de olvidar su traje de baño. No rozó ni un solo centímetro de su piel, aunque lo que más deseaba en aquel momento era abrazarlo con todas sus fuerzas.

—Sousuke no va a irse a ninguna parte. —le confesó.

Haru descubrió su rostro intrigado.

—Creo que no ha sido precavido, pero lleva tiempo intentándolo. Tal vez no se haya escondido en ningún momento de mostrar cómo se sentía. Pero... Los exámenes, los trabajos, incluso los archivos que enviabais al correo, pedía que sólo apareciera vuestro número de expediente. No fue porque os tratara como simples números, o porque era más fácil para él registrar los datos, como decía; era porque no quería darle una ventaja a Makoto. Quería ser justo con él, con todos. Sousuke ha estado siendo un hombre enamorado, pero también un ejemplar profesor.

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