CAPÍTULO 8

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Nathan Black

No sabía que le pasaba a Jake. No iba a perder el tiempo con él cuando se estaba comportando como un gilipollas con todos.

Por esa razón, me fui sin ni siquiera saber nada de él. Podía haberle dicho si quería apuntarse a las carreras ese fin de semana, pero pasé de todo. Él no estaba bien y yo no quería darle más vueltas. Ya me explicaría que le pasaba cuando quisiese.

Me fui el sábado por la noche sin apenas informar a nadie. Todos sabían que no me gusta que se metiesen en mi vida, y ya sabían que muchos fines de semana desaparecía. Los únicos que sabían el verdadero motivo eran Jake y Asher.

No llegué muy tarde al pueblo. La verdad es que solía quedarme siempre una noche allí, pero mama nunca lo sabía. No quería que se enterase de lo que hacía los fines de semana. Así que siempre me solía quedar con algún amigo. Casi siempre con Ethan.

Pasé lo más disimuladamente por delante de casa para no llamar la atención de mama con la moto y me dirigí a la pista de carreras abandonada. En verdad no estaba abandonada. Lo había estado, pero desde hacía ya unos años, los fines de semana se hacían carreras ilegales. Sabe que no era nada seguro, pero necesitaba ayudar a mama a traer dinero a casa y no se me ocurrió otra manera de hacerlo. Habría sido mucho más complicado encontrar un trabajo en un pueblo tan pequeño para alguien sin experiencia, así que fue la solución más fácil.

Llevaba asistiendo a ellas hacía más de cuatro años. Aquí fue donde conocí a Jake. Su pueblo y el mío están al lado y la pista esta entre medio.

Él tenía problemas en casa. Sabía que su madre y su padre no estaban bien y estaban a punto de divorciarse. Aunque siempre he pensado que sabía más de lo que me contaba. Por esa razón Jake prefería escaparse de casa y unirse a las carreras ilegales. Era su modo de despejarse. Y fue el primer día donde lo conocí. También era su primer día y los dos éramos novatos.

Empezamos a hablar sobre nuestra vida, sobre nuestros gustos y sobre todo sobre motos. Jake tenía una Yamaha muy bonita, con detalles en rojo. Yo tenía una Kawasaki completamente negra. Me gustaba el negro. Nos fuimos haciendo amigos con el paso del tiempo y creo que ambos coincidimos en que no estábamos en el mejor momento. Y de alguna manera, nos entendimos y nos ayudamos.

Un mes después conocimos a los demás, y poco a poco fuimos creando nuestro grupo. Ya no solo quedábamos para ir a las carreras, sino que quedábamos también para entrenar o incluso para irnos de ruta.

Aquella fue una buena época. Pero eso se había acabado. Jake ya dijo que no asistiría a ninguna carrera este año. Estaba muy centrado en acabar la carrera. A mí aún me quedaba un año y la verdad es que no me preocupaba. Lo único que quería era traer dinero a casa para que mama pudiese hacer lo que quisiese con él. Solo quería ayudar a mi familia.

Cuando fui distinguiendo las luces y el ruido de la pista, reduje un poco la velocidad. Ya estaba a punto de llegar y siempre solía haber mucha gente. Y la verdad es que no eran de lo más legales que digamos. Había muy mala gente, bandas y muchas peleas. Por eso se tenía que ir con mucho cuidado.

Cuando me paré delante de la valla, miré a los dos chicos que controlaban el aforo y rápidamente me abrieron paso. Ya me conocían.

Las carreras iban por niveles y dependía de si corrías en moto o en coche. Yo ya estaba en el nivel más alto, por lo tanto, ganaba más dinero. Se me daba genial las carreras, además descargaba toda la adrenalina y después me sentía muchísimo mejor.

Fui tan despacio que tuve que ir con ambos pies en el suelo. La pista estaba llena de gente bebiendo y fumando. Las gradas estaban a petar de gente. Muchos de ellos reían y hablaban. Una música leve se escuchaba de fondo dándole más ambiente al lugar. Era de noche y por esa razón las luces estaban encendidas.

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