CAPÍTULO 22

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Nathan Black

Nunca había traído a una chica a mi casa, pero es que Zoe no era solo una chica. Yo la quería, muchísimo. Y me hizo darme cuenta de que ella no me conocía. Quería presentarle a mi madre y a mi hermana. Y sin duda, fue lo mejor que hice.

Me emocionó ver como mi hermana estuvo con Zoe como si fuese su hermana, como Zoe la trató. Mi madre se dio cuenta de lo importante que era Zoe para mí. Me lo dijo cunado fui a ayudarla en la cocina.

—¿Vas en serio con ella? —dijo mientras preparaba un poco de ensalada.

—Sí.

—¿Te hace feliz?

—Mucho.

—Entonces, me alegro mucho por ti, hijo —se me acercó—. Creo que es una chica estupenda.

—Lo es.

Claro que Zoe era estupenda. Parecía como si estuviésemos hechos el uno para el otro. Porque ella me complementaba, y yo la complementaba. Todo surgía de lo más natural, nunca nada era forzado.

Tenía claro cuál iba a ser el otro sitio. Había sido muy importante para mí, donde conocí a mi otra familia. Y quería llevarla allí porque algo me decía que le iba a gustar.

La llevé por la carretera tranquilamente. Ya había anochecido y esa carretera no estaba en muy buen estado que digamos, pero Zoe sabia conducir. De vez en cuando la miraba, y... joder... ¿Era posible pillarme más de ella?

Creo que ya podía ir haciéndose una idea de a donde la estaba llevando. La verdad es que esta carretera no llevaba más que a un lugar.

Decidí parar antes de entrar para advertirla. Ella paró su moto a mi lado.

—¿Qué hacemos aquí? —me miró confundida.

—Esto es parte de mi vida, quiero que lo conozcas.

—¿El viejo circuito?

Sí, la había traído a las carreras. Aquí fue donde conocí a Jake y donde descubrí lo mucho que me apasionaba el mundo de los motores.

—Las carreras —le aclaré.

—¿Carreras?

—Sí, se celebran carreras clandestinas.

—¿Aquí es donde venías los fines de semana que desaparecías? —asentí—. Pensaba que el circuito estaba abandonado...

—Por el día lo esta, pero por las noches está lleno de vida.

Aún no comprendía como no sabía que se celebraban carreras clandestinas. No era un secreto por mucho que intentásemos llevarlo con discreción. Venía mucha gente de pueblos cercanos, así que la voz corría bastante rápido. Además, su pueblo está justo al lado, algo ha tenido que escuchar alguna vez. Encima, su hermano ha participado en bastantes carreras.

Sabía que su pequeña cabecita ahora estaba formulando un montón de preguntas, intentando cuadrar todas las piezas. Siempre hacia eso.

—Zoe, escúchame —la interrumpí—. Ese sitio es mi mundo, sé cómo funciona.

—¿Vale...?

—Sé que te va a encantar, porque con solo decirme que te chiflan las motos sé que fliparas. Y cuando te he dicho que eras buena conduciendo, lo decía porque sabía que serías muy buena —y seguía manteniéndolo—. Pero sé que en este mundo hay gente que no viene solo a disfrutar del motor y de la adrenalina...

—Muy bien...

No lo estaba entendiendo.

—Mira, Zoe. Las carreras son ilegales, por lo tanto, también hay gente con negocios ilegales —lo sabía porque yo estuve metido en ellos por culpa de mi padre, pero no quería que ella supiese eso—. Quiero que te lo pases genial y que disfrutes, pero una chica como tú...

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