Se encontró estando despierto una vez más sobre aquella camilla después de una larga noche de sueño. La luz del cuarto era mucho menos intensa de lo que era el día anterior, pero no estaba muy seguro si era porque sus ojos ya se habían acostumbrado al cegador color blanco, o si quizá era porque los rayos del sol eran lo suficientemente fuertes como para no necesitar tanta iluminación.
Era extraño, como esa podía haber sido la mejor noche de sueño que había tenido en meses, se sentía completamente descansado a pesar de tener tantas preocupaciones en su cabeza que no lo hubiesen dejado dormir en circunstancias normales.
Ciertamente lo había puesto deprimido que nunca nadie apareció en su habitación para celebrar el hecho de que ahora estaba consciente, como había escuchado que habían hecho con Kaito, pero quizá era algo que se merecía.
Afortunadamente, en todo el tiempo que se quedó esperando la tarde anterior, había sido capaz de recuperar la movilidad en el dedo grande de sus pies después de múltiples intentos de moverlos sin éxito alguno.
Era poco, pero sabía que pronto recuperaría el dominio sobre sus piernas para poder salir al mundo y caminar una vez más como una persona normal. Al menos, eso era lo que esperaba.
Lo malo de esa situación es que por más que pensaba, no lograba descifrar el código. Era listo y astuto, pero con su cabeza sintiéndose tan ligera y con ciertas partes de su memoria borrosa, le era muy difícil unir piezas del rompecabezas.
Algo que consideraba bueno es que se sentía un poco mejor ahora, un poco más preparado para seguir pensando en una solución a la ecuación complicada que tenía enfrente, un problema tan difícil que era probable que por más que pensara, no se acercara a la respuesta.
Para cuando menos lo esperaba, el sonido de la puerta abriéndose resonó en sus sensibles oídos, alertándole que alguien entraría al cuarto en el que se encontraba. Esperaba que fuese quizá una enfermera, pues de estar en un hospital, entonces alguna debería entrar en cualquier momento a atenderlo.
La figura caminó de forma lenta, a juzgar por el ruido que hacían los pies al golpear contra el suelo. Pronto la persona estuvo dentro del campo de visión que su espejo le brindaba y en este se reflejó una cabellera opaca.
—Buenos días, Kokichi —soltó la silueta que tan educadamente estaba frente a su camilla. Ouma no sabía cuánto lo necesitaba, pero que las primeras palabras que recibiera después de despertar fueran esas, le sacó una sonrisa—. ¿Gustas algo de agua o té? —Cuestionó aquella misma persona con suavidad.
Tardó un rato en reconocer la voz que sus oídos recibieron, o el reflejo que su espejo le daba, pero en cuanto lo hizo, una enorme confusión lo arrasó a él y a su sentido común.
No había duda de que la fémina parada a su lado era Kirumi Tojo, la sirvienta definitiva que había conocido en su estadía dentro de la academia en la que habían sido atrapados.
Era imposible que esa chica fuese la misma que había conocido con anterioridad, puesto a que la había visto morir con sus propios ojos. La había visto correr y correr por su vida, pero al final, la joven terminó por expirar.
Pero, después de todo, esta situación no tenía sentido alguno, era obvio que su lógica no aplicaría en ninguno de los casos de su situación actual. No importaba cuanto lo había pensado el día anterior, ninguna cosa parecía explicar las complicadas circunstancias en las que se encontraba.
Encontrar a Kirumi viva solo dificultaba más las cosas.
No era que no la extrañaba. Estaba completamente feliz de que hubiese sobrevivido hasta el punto en que quería abalanzarse sobre ella y abrazarla, pero simplemente su cuerpo no lo dejaba hacerlo, puesto que estaba enyesado y sus piernas a penas respondían.
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↳ 💉₊˚. ··· Healing Takes Time »-Postgame Saiouma-«
Fanfiction16 alumnos se despiertan en una academia abandonada, y tras la muerte de muchas de sus compañías, 3 de ellos salen con vida de aquel atroz lugar ¿Qué ocurrirá después, cuando Ouma quiera eliminar los recuerdos de Shuichi de su vida? ↳ Long-fic ...