↳ ੈ‧₊ CAPÍTULO 12

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La mañana siguiente todo iba de maravilla en el comedor principal. Muchos de los estudiantes definitivos estaban sentados alrededor de la mesa como era costumbre, esperando a que Tojo y quien sea quien estuviese ayudándole esa mañana trajeran los alimentos para así poder comer en compañía.

En lo que esperaban, los chicos solían conversar y jugar entre ellos, ya fueran cosas como juegos de cartas o incluso dardos que volarían a través del cuarto entero. El ambiente se llenaba de risas, suaves conversaciones, saludos y generalmente se volvía agradable.

Shuichi había estado conversando junto a Maki y Kokichi, cuando de repente, la puerta al lugar se abre con fuerza. La atención de todos fue dirigida directamente al sitio de origen del ruido, de donde una aturdida femenina figura surge.

Decenas de ojos observaban a la pianista definitiva, empapada de pies a cabeza. Se notaba como temblaba del frío y como sus largos cabellos no podían soportar el peso del agua que tenía encima. Sin embargo, su rostro no dejaba de lado la sonrisa que le gustaba llevar siempre.

Kirumi salió de la cocina con los platillos en una carreta en aquel oportuno momento, junto a Yumeno, quien había sido reclutada para la tarea del comedor aquel día. El segundo en el que los grisáceos ojos de la sirvienta se posicionaron en la chica rubia, sus instintos maternos golpearon enseguida.

¿Kaede? —Soltó calmada la joven Tojo, acercándose a la nombrada y dejando a la Maga con el trabajo de dejar el desayuno sobre la mesa. Se veía preocupada, pero siendo una profesional en lo que hacía, no desesperó en ningún momento—. ¿Quién te hizo esto? —Preguntó, tocando la frente de la chica con una de sus manos que había librado de su guante anteriormente. No se sentía caliente, pero definitivamente se había mojado hace no mucho tiempo.

—No... ¡No lo sé! —Escupió Akamatsu confundida, por el tono de su voz se notaba que hasta ella estaba perdida en la situación, como casi todos los presentes estaban—. Iba de camino para acá y me cayó una cubeta de agua cuando intenté abrir una de las puertas —explicó la joven de los ojos rosados, repasando en su mente los eventos concurridos. No tenía ni la menor idea de lo que había ocurrido debido a lo repentino que fue, pero tampoco parecía intrigarle mucho la razón de su desgracia.

La sirvienta tomó un largo respiro, observando a todos los muchachos en la habitación. No estaba del todo segura si lo que ocurrió había sido un accidente o si había sido algo planeado, pero temía cuestionar a los demás, ya que eran jóvenes bondadosos y lo pasado con Kaede no era algo que solo pudieran dejar pasar.

—Acompáñame, iremos por unas toallas para secarte —comandó con su tranquilo tono de voz, tomando de la mano a la otra fémina para guiarla por los pasillos—. No queremos que regreses aquí con un resfriado —suspiró como ultimas palabras antes de retirarse del sitio junto a la pianista, dejando a todos los demás confundidos y sin explicaciones.

Un silencio relativamente incómodo tomó lugar por algunos segundos, ya que todos estaban tomándose el tiempo de procesar lo que acababa de ocurrir ante sus ojos.

—Nyeh... ¿Qué acaba de ocurrir? —Cuestionó la pequeña pelirroja, rompiendo la ausencia de sonido que había dentro del comedor esa mañana. Usualmente aquella chica era lenta procesando las cosas, pero ahora se comprendía a la perfección la razón de su estupor. Después de todo, nadie sabía con certeza el orden de los eventos que concurrieron.

—¿Quién pudo haber hecho tan horrible cosa? Seguramente fue un hombre —expresó Chabashira algo decepcionada, se le había hecho imposible no soltar el comentario. Pero era algo que nadie más podía refutar, las chicas del lugar eran bastante calmadas en ese aspecto, y solo había un par de estudiantes que serían capaces de cometer una acción de tan mal gusto.

↳ 💉₊˚. ··· Healing Takes Time »-Postgame Saiouma-«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora