↳ 💉₊˚. ··· Healing Takes Time »-Postgame Saiouma-«

↳ ੈ‧₊ CAPÍTULO 4

Tres días y tres noches habían concurrido desde la mañana en la que había sido capaz de dejar su habitación por primera vez en meses. Desde entonces, se dirigía a aquel comedor en las horas de comida correspondientes para disfrutar del ligero ambiente que llenaba de cierta paz su alma.

Nunca se había considerado una persona así de pacífica, su cabeza siempre estaba llena de constantes pensamientos que no dejaban de llegar uno tras otro, pero estar en compañía le traía una calma que no le era posible explicar.

A pesar de pasar ratos en aquella sala, nunca hablaba con nadie que no fuese el superviviente definitivo, pues no se sentía del todo listo para interactuar con los otros. Estaba seguro de que los muchachos se encontraban confundidos debido a lo callado que había estado con ellos últimamente, pues antes de toda esta situación disfrutaba de meterse en juguetonas peleas de palabras con la joven inventora o de gritar y saltar por todo el lugar con gran energía.

¿Pero podían culparlo? Los días se sentían eternos en aquella clínica, su condición física le restringía mucho la movilidad de sus extremidades, y aún estaba evaluando en su cabeza lo que debía hacer y decir cuando se disculpara con los demás.

Hablando de hacer las paces con algunos de ellos, aquella tarde se sentía lo suficientemente seguro como para poder finalmente entablar una conversación con alguien. Especialmente quería disculparse con Gonta, Kiibo o Maki, pero desde que veía mucho por los pasillos a la chica castaña, suponía que valía la pena que ella fuese la primera en recibir disculpas.

Estaba yendo contra todos sus principios. Podía admitir que era orgulloso, y su orgullo era algo difícil de romper, pero aquellas semanas recostado en una triste camilla de hospital le hizo darse cuenta de que quizá tenía demasiado honor y que esto no lo llevaría a ningún lado. Así que por las circunstancias en las que estaba, se dejaría sonar como la persona codependiente y cursi que podía llegar a ser a pesar de no decirlo en voz alta.

Entonces, con la mente centrada en Maki, decidió ir en búsqueda de ella en vez de ir a desayunar como todas las mañanas lo hacía. Era conocimiento general que aquella muchacha no solía ir al comedor en el periodo de la primera comida por razones desconocidas, pero eso no lo detendría de encontrarla.

Pronto se encontró vagando por los pasillos del hospital, dándose el placer de aprender un poco más del lugar ya que su mundo había sido delimitado por mucho gracias a su lento andar. Buscaba a la joven Harukawa por todos lados, más sabía que no lo iba a recibir muy bien cuando lo viera.

En aquellos tres días que había estado entrando y saliendo de su recámara la había visto un par de veces, pero no habían conversado en lo absoluto. Mayormente por que solo había estado hablando con el chico de verdes cabellos.

Mientras más pasos daba por los relucientes pisos blancos, más se daba cuenta de los nudos que se estaban formando en su estómago por nervios. No era común de él encontrarse de ese modo, pero es que era inevitable, no sabía cómo la otra reaccionaría a su disculpa.

Después de todo, había dejado un amargo sabor de boca en los otros 15 jóvenes, era obvio que la castaña no era excepción gracias a todas las mentiras que incontroladamente salían de su boca. Realmente, ella tenía aún más razones para odiarlo.

Le traumatizaba no agradar a las personas ahora, era extraño, pues en el pasado no se sentía así de afligido cuando los estudiantes definitivos lo ignoraban. Mayormente, porque no quería que se vieran involucrados en su fallido plan de terminar el juego.

Ahora era diferente. Kirumi nunca le había hablado mal y siempre lo trataba con respeto sin importar la forma infantil con la que ocasionalmente conversaba con ella; Rantaro era siempre relajado, tenerle rencor a las personas simplemente no era lo suyo, así que hablar con él siempre lo hacía sentirse escuchado; A Saihara ni le quería hablar, trataba de reprimir todos sus sentimientos con respecto a él, así que suponía que su severo miedo no aplicaba con él.