↳ ੈ‧₊ CAPÍTULO 14

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La sensación de alivio total se expandió con rapidez por su joven cuerpo. Sus interiores estaban siendo levemente purgados de todo el estrés que lo infestaba, y era algo de lo que estaba agradecido.

Quiso acercarse más a la barandilla del lugar para admirar la vida nocturna de la ciudad desde la distancia, pero la oscuridad que lo rodeaba era la suficiente como para no poder ver con claridad. Lo único que le daba una idea de lo que pasaba era la luz lunar.

Había estado haciendo camino por el lugar, recorriendo con mucho cuidado el piso exterior más alto para evitar que se tropezara con algo. Habría estado aproximadamente a la mitad del camino cuando de repente, una vista se presenta ante él que no fue capaz de percibir antes por la oscuridad y la distancia a la que estaba.

Kokichi Ouma, parado en la azotea y mirando hacia el horizonte de forma tan pacífica que sería complicado comprender la razón de su tranquilidad. Su bata de hospital revoloteaba con elegancia gracias al aire presente, su cabello comportándose de similar manera. Desde la perspectiva de Shuichi, la luna llena se encontraba justo detrás del chico, formando así un anillo de tenue luz lunar alrededor del líder supremo.

La escena era linda, casi celestial. El hecho de que Saihara había estado buscando a ese muchacho toda la noche no mejoraba el estado de total éxtasis, sorpresa y alivio en el que se encontraba.

—...¿¡K-KOKICHI!? —Fue lo único que el detective pudo soltar de su boca, llamando inmediatamente la atención del otro joven. El ambiente silencioso del sitio fue perturbado por aquel grito, pero el panorama de la ciudad seguía tan intacto como siempre.

Ouma se dio la media vuelta de poco a poco, cada movimiento suyo siendo agraciado por la luz del satélite natural que generosamente reflejaba los rayos del sol y los proyectaba gentiles sobre la piel blanquizca del petite.

—¿Huh? Hola, Shumai —soltó el pelimorado en un tono calmado, evitando cualquier contacto visual que se le estuviese siendo invitado a participar. Su expresión era melancólica, provocada por una tristeza que no sabía describir— ¿Por qué estás aquí? —Preguntó, invitando al otro chico en la azotea con una seña, rompiendo cualquier estereotipo de su energética y juguetona personalidad. Sonaba serio pero cálido, como una madre protectora.

La razón de aquella dolorosa sensación en el pecho de Kokichi se debía a algo que había acontecido aquella mañana. Había pasado aproximadamente una media hora después del asunto con Kaede, aquel evento que lo obligó a salir corriendo del comedor en la mañana para disculparse con la rubia por sus acciones.

Aunque lo que lo acomplejaba no estaba relacionado directamente a ella. En realidad, las disculpas fueron de maravilla y la pianista comprendió lo ocurrido. Obviamente tendría que recompensar este problema con sus acciones en el futuro, pero aquí era cuando venía lo que en verdad consideraba lo malo.

Se decidió por regresar al salón de alimentos justo después de dejar las cosas arregladas con la chica, pero terminó por escuchar a través de las puertas una conversación que quizá hubiese sido mejor no escuchar.

Era cierto que consideraba adentrarse en conversaciones ajenas un pasatiempo inofensivo, pero lo que escuchó genuinamente rompió algo dentro de él, por más obvio que fuese.

Saihara y los demás habían estado pensando en cómo debían decirle que al detective no le interesaba su persona como él lo hacía. Era obvio, sabía a la perfección que Shuichi no estaba enamorado de él, sería una decisión estúpida. Pero no estaba preparado mentalmente para escucharlo venir de la boca ajena.

Escuchar aquella boca soltar crueles palabras como las dichas en aquella mañana terminaron por romperlo un poco más. De hecho, se deprimió tanto que decidió no molestar más y simplemente se retiró a la azotea por el resto del día, dándose el tiempo para procesar sus sentimientos y como deshacerse de ellos para no terminar más lastimado de ahí.

↳ 💉₊˚. ··· Healing Takes Time »-Postgame Saiouma-«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora