↳ ੈ‧₊ CAPÍTULO 3

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Pasaron un par de meses, específicamente dos y medio, antes de que el pequeño líder supremo se encontrara en una condición apropiada para poder caminar fuera de su habitación de hospital.

Había sido un proceso difícil, el de tener que aprender nuevamente a andar, aunque tambien le era complicado comer con cubiertos y había veces en los que tenía problemas mínimos con su memoria. Fuera de eso lo único que se encontraba mal era su estado mental.

Sus sesiones de terapia obligatorias las tenía en su camilla ya que no se le permitía salir de su espacio, realmente no había dejado el lugar en lo absoluto pues su habitación de hospital contaba con todo para saciar sus necesidades más básicas, y aquellas que no poseía, eran brindadas por el personal de la clínica.

Aquellos dos meses se fueron tan rápidamente que Kokichi no fue capaz de procesar bien lo que había ocurrido a la perfección, así como la brisa fresca del invierno que pronto se convirtió en primavera, aquella que no había podido sentir mucho además de lo poco que podía percibir a través de su ventana.

Tampoco había conversado con sus antiguas compañías en toda su estadía en el lugar. Le daba cierta pena, cierta melancolía y culpa que no podía superar. Las enfermeras y los doctores iban y venían de su cuarto, pero solamente había tenido tiempo para conversar con Kirumi, quien le traía té de vez en cuando, Saihara, quien le había explicado las circunstancias, y Rantaro, quien solía pasar a contarle todas las noticias en ese periodo de tiempo de 10 semanas.

En aquel tiempo, Tsumugi Shirogane y Kiibo tambien habían despertado, y estaban llevando su recuperación de forma exitosa. Eso ponía a Ouma increíblemente feliz, que todos aquellos que consideraba sus amigos estuvieran con vida, aunque no lo demostrara.

Era verdad que estaba un poco nervioso por hablar con todos los demás después de todo lo que les hizo y después de todo ese tiempo, pero el hecho de que ya podía caminar un poco le daba la oportunidad de salir a pasar el rato y hacer las paces. Con todos... a excepción de Shuichi, de quien quería completamente olvidarse.

Estaba aún amargo con el otro, y durante sus meses de reflexión en aquel hospital tan reluciente no había cambiado mucho su opinión. Por más que quería, sus sentimientos no parecían desaparecer, algo que consternaba al de cabellos morados los suficiente como para que lo considerase un problema mayor.

Escuchaba a Amami decirle que los jóvenes que eran capaces de moverse por su cuenta tenían permiso de ir a la cafetería del lugar a pasar la mañana ahí y que usualmente se relajaban, así que no había mejor oportunidad para tener su primera probaba de una situación social que esta.

Podría ser que por las mañanas tenía que tomar una considerable cantidad de píldoras y pastillas para sus males físicos, que debía llevar su porta sueros por donde fuese, y que solo podía transportarse a pasos lentos, pero el petite no dejaría que eso interviniera en sus ánimos.

Sus pensamientos solían ser malos y melancólicos la mayoría del tiempo después de llegar al hospital en el que estaban, pero por hoy se permitiría llenarse de emociones positivas que lo acostumbrarían a su vida pacífica.

Era extraño, casi gracioso como de repente ya no estaban en peligro, asustados, con sus vidas en juego. Ciertamente este cambio tan repentino de peligro a seguridad había activado ciertos mecanismos de defensa que con suerte no harían mucha intervención en su día a día.

Pero sin mucho más se levantó de su camilla, poniéndose sus pantuflas de hospital para que las plantas de sus pies no tocaran el frío piso. Aunque era difícil levantarse de esa manera gracias a que sus músculos no estaban acostumbrados por completo a la acción de caminar nuevamente, pero había hecho un gran progreso.

↳ 💉₊˚. ··· Healing Takes Time »-Postgame Saiouma-«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora