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-¿Qué le sucedió a tu hija- preguntó James curioso mientras le daba una calada a aquel cigarro -Entiendo si no quieres contármelo, yo he venido hasta aquí para cumplir el deseo de un amigo, falleció a manos de un ladrón-supongo que ambos sufrimos de una pérdida.
-Mi hija me fue arrebatada de mis manos por su padre- comencé tratando de pasar aquel nudo en la garganta -Y siento que todo esto es mi culpa, mi mejor amigo me advirtió de ello y no le hice caso, es como si hubiesen arrancando una parte de mi, ella a penas tiene meses de nacida- cubrí mi rostro con las palmas de mi mano, mientras el sólo asentía.
-Mi amigo tenía esposa e hijos y por mi cobardía el está muerto- confesó con arrepentimiento -Estábamos en una tienda en la gasolinera, de repente unos sujetos entraron a robar, yo tuve la oportunidad de esconderme pero Alex no- hizo un pausa y encendió otro cigarrillo -El me observaba con esperanza, esperanza a que yo le ayudara pero no fue así, el se rehusó en darle su anillo de bodas, uno de los sujetos se alteró y le disparó, asesinándolo ante mis ojos- la culpa lo carcomía.
-Lamento tanto tu pérdida- respondí como si aquello fuese a quitarle la culpa por lo sucedido -Pero no fue tu culpa, si lo hubieses ayudado tal vez no estarías vivo - el asintió dándome la razón -Por qué no tomas una siesta, apuesto a que no has dormido- el asintió apagando el cigarro en la suela de su bota botando la colilla en el piso de madera.
-Deberías hacer lo mismo, te ves demasiado agotada- le sonreí y asentí, no dormiría hasta estar en casa.
Sin embargo el cansancio pudo conmigo, haciéndome dormir.
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Una luz brillante me despertó debido a que pegaba directamente a la cara, me incorporé emocionada al saber que era Tony, me levanté apresurada, salí de la cabaña a pesar que el frío calaba hasta los huesos y no pude evitar llorar al ver que todos estaban a mi rescate.
-Tony la tenemos- avisó por un walkie-talkie una chica de cabello rojizo -Tranquila, todo va a salir bien- posó su mano en mi hombro dando un ligero apretón.
Los gritos de james acapararon la atención de la pelirroja quién con ayuda de alguien me apoyara a subir en aquella nave.
-Tienen que ayudarlo, el estuvo conmigo en el bosque- le supliqué al hombre de cabello rubio y ojos azules, giré mi cabeza para ver a James, quien se estaba subiendo a una camioneta y salía del lugar, dejándome con varias dudas.
-Pronto estarás bien, tranquila- al escuchar eso me relajé, sentía como la adrenalina por fin abandonaba mi cuerpo el cual estaba en modo de supervivencia-Tenemos que ir a Nueva York, su amigo la espera ahí- fue lo último que escuché.
