Capítulo 29💍

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—¿Mami, entonces no ide contigo? —Pregunta la pequeña Amely sentada en la cama viendo cómo su madre termina de empacar algunas cosas que compró.

—No, pero irás con los abuelos pronto.

—Pedo quiedo id contigo —Hace puchero.

—Pero sigues enferma —Le da un toquecito en la nariz. Su teléfono comienza a sonar por lo que camina hasta la mesita de noche y contesta luego de ver el nombre de su ex en la pantalla.

Athena.

Damon.

Desde el día anterior, cuando le dijo que estaba embarazada, no han vuelto a hablar.

¿Crees que
podamos reunirnos
para desayunar?

No, si quieres
puedes pasar a
buscar a Amely,
pero...

También quiero
hablar contigo,
estás embarazada
de mí...

Pero no es algo
que te alegre.

<<Sí supieras que esa ha sido la mejor noticia de mi vida desde que me dijiste que Amely es mi hija, desde la primera vez que me dijiste te quiero>>. Piensa el rubio mientras baja las escaleras de su departamento.

Paso por ustedes en
treinta minutos.

Ok.

Corta la llamada y va hasta la cocina donde encuentra su ama de llaves.

—Buenos días, señor Damon. ¿Se quedará a desayunar?

—No, saldré —Toma el vaso de jugo verde que acostumbra a tomar todos los días.

—¿Cuando regresa la señora Micela?

—Dos días antes de nuestra boda, sus abuelos aún siguen muy graves —Responde cuando termina el jugo. —Ya me voy, nos vemos está noche.

—Tenga buen día, señor Damon —Sale del edificio y sube a su auto que es manejado por su chófer.

—¿A dónde vamos, señor Damon?

—A casa de los Jones, Marcos —Hace algunos años tuvo que cambiar a su chófer ya que este tuvo problemas personales.

—Ok —El auto comienza a desplazarse sobre la carretera hasta que se detiene frente a la mansión. De esta sale la castaña con la pequeña rubia de la mano. Damon baja y les abre la puerta para que ambas entren.

—Buenos días, papi —Lo saluda Amely cuando todos suben al auto.

—Buenos días, mi hermosa princesa —Besa su mejilla. —¿Cómo amaneciste?

—Bien aunque estoy enojada —Hace carita.

—¿Enojada, por qué? —Pregunta divertido.

—Mamá se irá está noche y no me dejará acompañarla —Hace puchero.

—¿Qué? ¿Por qué no dejarás que vaya? —Le pregunta a la madre de sus hijos.

—Si se les olvida, a la señorita le subió fiebre y tuvimos que llevarla al hospital por lo que mis padres me propusieron que se queden con ellos e irá pasado mañana, junto con tus padres.

—¿El mismo día de la boda?

—Sí, en el jet llegan en tres horas.

—Ok. ¿Cómo te has sentido?

Jugando al matrimonio, me enamoré de él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora