Capítulo 33💍

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Dos semanas después.

—Mami... —La suave y tierna voz de Amely hace que la castaña despierte de su profundo sueño.

—Mmm... —Jadea restregándose contra la cama.

—Papi me dijo que venga a depeltalte —Le informa inocentemente. La castaña mueve su mano por toda la cama en busca de su pareja, pero al no sentir su calor abre los ojos y comprueba que no está allí.

—¿Dónde está tu papá?

—Está en la cocina, pepadó el desayuno pada nosotas, vamos —Le ordena. La castaña se levanta aún adormilada y baja al primer piso del departamento donde ve a su novio moverse con destreza y total confianza en la gran cocina. —¡Papi, mami ya está aquí!

—Muy bien —Se gira dándole una mejor vista a la castaña. Va vestido con uno de esos clásicos trajes hechos a la medida que le quedan perfectamente bien, dándole ese aire de elegancia y sensualidad. ¿O tal vez son las hormonas del embarazo que le hace creer eso? —Ve a jugar mientras tu mamá y yo terminamos de servir el desayuno —Le ordena y la niña se aleja para jugar.

Desde hace una semana se mudaron al departamento del rubio dónde han estado viviendo una "luna de miel" como lo han llamado los padres de ambos ya que no han salido a ninguna parte.

—No sabía que cocinabas —Le dice coqueta mientras se acerca a la isla.

—Aprendí a hacerlo luego de que nos divorciamos —Se gira hacia ella.

—¿Necesitas ayuda?

—Hay muchas formas en las qué me ayudarías, pero en la mayoría terminarías desnuda.

—¡Damon! —Le reprocha al sentir sus mejillas acalorarse. —Me refiero al desayuno.

—¡Ah! —Finge sorpresa al mismo tiempo en el que una grave carcajada se escapa de su garganta. —¿Puedes ayudarme a llevar todo a la terraza?

—¿Desayunaremos en la terraza? ¿Por qué?

—Solo quiero hacerlo —Se da la vuelta para seguir cocinando. La castaña comienza a llevar las cosas necesarias al balcón hasta que todo está listo. Se sientan alrededor de la mesa y comienzan a desayunar entre bromas.

—Hija, come despacio —Le ordena su madre.

—Volverás a trabajar, ¿cómo te sientes? —Pregunta el rubio.

—Damon, me siento bien y no, no hay nada que puedas hacer que me haga cambiar de opinión.

—Amor, sé qué crees que quiero cortar tus alas, pero no es así solo quiero que estés bien.

—Y lo estaré, solo no me gusta estar en casa. No sirvo para ser ama de llaves ni nada de eso.

—Está bien —Se da por vencido. Al cabo de unos minutos los tres terminan de desayunar. —Bien, ustedes señoritas, suban a prepararse para el trabajo y el primer día de colegio mientras yo lavo los platos —Les ordena con una sonrisa.

—¡Está bien, papi! —Grita la niña yendo escaleras arriba.

—¡Amely no corras! —Grita su madre mientras el rubio toma algunos platos. El sonido del timbre se escucha por todo el departamento lo que interrumpe el trayecto de la castaña. —Yo abro —Le dice a su novio y va hacia la puerta. Al abrir ve a un señor moreno de algunos cuarenta y tantos vestido de una forma relajada. —Buenos días. ¿En qué puedo ayudarlo?

—¿Se encuentra Damon Silverio?

—Sí, ¿quién es usted?

—Soy Edward Méndez, el padre de Micela —Al escuchar esas palabras, todo su cuerpo se tensa. Desde que Damon dejó a la morena en el altar no había escuchado nada más de ella y ahora tiene a su padre frente a ella.

Jugando al matrimonio, me enamoré de él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora