dos

460 69 1
                                    

--Lisa...—una voz lejana suena en mi mente—¡LISA!

Me sobresalto de golpe incorporándome de mi banco. Miro todo a mi alrededor con sorpresa y no me cuesta orientarme en tiempo y lugar casi de inmediato: estoy en clases.

Me he dormido en clases.

Cubro mis mejillas con mis manos y evito gritar de la frustración. Últimamente, no estaba organizando bien mis horarios.

Chaeyoung acarició mi espalda sabiendo que no me agradaba hacer horas extras, claro que ella no sabía que era una prostituta, solo sabía que trabajaba en un club nocturno a altas horas de la madrugada.

—¿Demasiado trabajo?—pregunta Chaeyoung, preocupada por mi salud.

—La máquina de café no me acepto el billete.—dije entre dientes. Mis ojeras eran pronunciadas ese día.

Anuncié a Chaeyoung que me iría de la clase sin darle tiempo a reprocharme, y salí de ahí de inmediato en busca de la máquina de café. Estaba harta de caminar arrastrando los pies y esforzar la vista cada vez que observaba al profesor. Sentia mucha pena de que me vean dormitar en el banco, no queria provocar lastima en los demas.

Al llegar a la máquina de café, intenté meter el billete que mas temprano no me había aceptado. Me esforcé en quitarle las arrugas e intenté meterlo de distintas formas: nada servía. La maldita maquina no cedía. Así que maldecí al aire frustrada.

—Maldita sea. No tengo mas dinero.—dije en voz alta, casi rogándole a un dios todopoderoso que por una vez en mi jodida vida, me ayudara.

Una vez mas, intenté ingresar el billete. Sonreí cuando finalmente pareció querer tomarlo, sin embargo no salió el café.

Esperé unos segundos, y viendo que no ocurría nada, la resolucion cayo sobre mi como un balde de agua fría.

¡La maquina se trago mi dinero!

Es entonces, cuando me asusté cuando noté una figura alta a un lado de mi. Lo mire rapidamente y mire sorprendida al darme cuenta de que era el chico nuevo.

Parecia duchado, su cabello se encontraba mojado y aun tenia las mejillas rosadas, producto del agua caliente sobre su piel. Un olor a desodorante y pasto me invadió, fue muy a mi pesar... adictivo.

Mientras yo lo analizaba, el golpeó la maquina con su mano cerca de la entrada donde se ponen los billetes. Abro los ojos sorprendida ¿qué queria hacer?

Él sin decir nada hacia mí, entrecierra los ojos y se concentra en la maquina, al ver que luego de unos segundos no hay caso, golpea otra zona. Y asi sucesivamente.

Y como por arte de magia, el vaso vacío de plástico comienza a llenarse de café humeante.

Miro con alivio al chico y este me observa.

—...gracias.

—Y luego yo soy el problemático.—susurra al aire, en un susurro casi imperceptible pero que yo soy perfectamente capaz de oírlo. Sujeta el café y me lo entrega.—debes tomarlo, los niños del mundo no tienen la oportunidad. ¿no es asi?

Lo miré con desconfianza, sabiendo que detrás de ese rostro serio que finge empatía hacia mí en realidad es un truco para molestarme, como yo lo molesté a él. Mis manos sujetaron el café con cuidado ya que no tenía opción, pero no deje de mirarlo incluso cuando se largo ahí con una sonrisa escondida.

Tomé mis cosas y volví a clases. Lo mejor que podia hacer era ignorar que ese episodio sucedió.

(...)

Una vez que salí de la universidad y me despedí de Chaeyoung, fui directo a la sala de administración para hablar con la directora, ya que me había citado.

Y la verdad estaba realmente muerta de miedo, pues resultaba ser que yo había ingresado a esa universidad con una beca pagada. El trato era que yo estudiaria responsablemente y ellos a cambio me otorgarian mi lugar ahi, pero sabía que no lo estaba logrando últimamente.

—Directora Min.—dije—tocando la puerta abierta de su oficina, ella dirigio sus ojos a mi en silencio. —¿me llamaba?

—Sí, siéntate Lisa.—pidió, y yo haciendo caso a su orden, lo hice.

Refregué mis manos sudadas en la tela de mis pantalones desgastados y tragué duro observándola buscar papeles en su escritorio con mucha tranquilidad. Al cabo de 5 minutos, alzó la vista para mirarme.

—Tus ausentes en la planilla son preocupantes. Y lo son aún más porque son acumulaciones de llegadas tardes a clases.—comentó, mirándome severa. A lo que yo, baje la cabeza inconscientemente.

—Lo que sucede directora es...

—Usted está aquí porque luchó por su beca como todos, pues entonces ahora luche de la misma forma aquí adentro.—me interrumpió, autoritaria—Hay muchos niños afuera esperando su oportunidad, no es justo que la desperdiciemos con alguien que no parece saber cual es su rol en todo esto.

El nudo en mi garganta se intensificó, pero a pesar de su dureza yo sabía que tenía razón. Debía esforzarme más, porque yo me había ganado ese lugar. Y porque Jae y yo lo necesitábamos.

—Entiendo, directora.—asentí comprehensiva.

—Esto es una advertencia. Porque sé que puedes proponerte lo que sea.—dijo haciéndome mirarla con sorpresa—suerte en sus examenes. Ya puede retirarse, señorita Manoban. A cualquier inconveniente, usted puede volver como siempre a consultarme.

Sonrió tratando de calmarme. Sonreí a medias.

Rápidamente me levanté de mi asiento y decidí irme del lugar, pero al cruzar por el umbral de la puerta, oí algo que me llamó particularmente la atención.

—¿Qué clase de alumnos metiste a mi escuela?—dijo la directora indignada, al parecer hablando por teléfono—Aquí dice que tiene antecedentes por violencia. Estuvo en la carcel, Minjae. ¿Cómo permitiste que alguien como ese chico entrara a la institución?

Fruncí el ceño. ¿De quien demonios hablaba? Hasta donde yo sabía no permitían chicos con antecedentes en la universidad. Al parecer me había equivocado.

—Jeon Jungkook no puede estar aquí. Solo nos traerá problemas.

Como no conocía a ningún Jeon Jungkook, decidí retirarme de la instancia de inmediato antes de que me descubrieran. No me gustaba estar chismoseando donde nadie me llamaba tampoco.

STAY WITH ME | LizkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora