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Mis zapatillas suenan de forma hueca contra el piso del pasillo, mientras observo como todos me miran extrañados por mi pequeña maratón en él. Tomo con fuerza las correas de mi cartera, mientras soplo el flequillo que me obstruye la vista gracias al sudor que se va formando en mi frente.

Cuando mis pies se detienen, lo hacen de inmediato frente a mi salón de clases. Estoy por abrir la puerta de inmediato, pero es entonces cuando un cuerpo me intercepta de golpe sin que lo vea venir, provocando que de unos traspies hacia atrás.

-Hazte a un lado, niña.-me dice la persona, su voz es tan cortante y gruesa, que parece enojada. Sin embargo, aunque no sé sus motivos de su enojo, lo observo confundida.

Antes de que pueda decir algo, él abre la puerta de la clase ingresando. Ignorandome por completo, mientras yo me quedo mirandolo sorprendida.

Camino detrás de él luego de suspirar con hastío, pero miro curiosa a la persona frente a mi. Es alto, lleva un bolso deportivo y trae una de esas camisas sin mangas en las que puedo ver unos músculos prominentes saliendo de sus brazos. Camina rapido y se desploma sobre un asiento, haciendo que todo en el parezca caotico.

Parecía ser un chico nuevo.

En silencio, me sitúo en mi lugar de siempre.

-¿Quien es ese, Chaeng?-pregunto, señalando al chico sin nombre.

Ella ladea la cabeza y mira en la dirección en la que apunto. El chico nuevo ahora esta destapando una botella y bebiendo de a sorbos grandes la bebida.

-Wow... amiga, es bellísimo-ambas admiramos con extrañeza como su nuez de adán subía y bajaba. Parecíamos embobadas.

-Me habló mal.--confesé.-- da un poco de miedo.

-Oh...-susurra Chaeyoung analítica-yo no lo conozco, supongo que es nuevo.

Hago silencio mientras comienzo a sacar mis apuntes y me desplomo sobre este. Se acercaban los examenes y estaba tan atrasada que comenzaba a angustiarme.

-Estuve anotando los apuntes en tu ausencia. Mas tarde te los paso.-Chaeng me guiñó un ojo y yo la miré con mucho agradecimiento en la mirada. A veces pensaba cuan afortunada había sido de tener una compañera tan amable y dulce como Chaeyoung. Sobre todo porque yo jamás había podido devolverle ni la mitad de las cosas que ella había hecho por mí.

Decidí hacer acopio de todas mis fuerzas como todos los días, mientras abría mis apuntes y comenzaba a oír al profesor.

La cabeza me daba punzadas horribles, las cuales pretendia ignorarlas, pero comenzaban a ser molestas y a fastidiarme, así decidí tomarme una pastilla para los dolores en el descanso. Chaeyoung se había ido al baño para ese entonces y yo la estaba esperando afuera con mucha tranquilidad. El cuerpo me pesaba y las ganas de echarme una siesta eran mas grandes que mis fuerzas para tener los ojos abiertos.

Fue entonces, cuando comencé a cabecear aún de pie a un costado del baño de mujeres, me sentia tan cansada que me era imposible no cerrar los ojos de vez en cuando. Era capaz de dar mi vida por una siesta en esos momentos.

Las noches eran muy largas y los dias eran aún peor. Lo unico que me hacia mantener quizas un poco despierta era saber que me faltaba poco para graduarme y dejar todo el pasado atrás. No tenia grandes aspiraciones, solo queria absoluta paz por el resto de mi vida.

Es entonces, cuando estaba metida en mis pensamientos mas profundos, que siento una presencia a mi lado que presiona una botella haciendola un bollo y la arroja a la basura, de tal modo que despierto del todo por el ruido. Abro un ojo y lo veo de nuevo a él chico que me interceptó en la puerta. Parece decidido en lo que hace, incluso llega a arrojar a la basura su almuerzo entero, murmurando algo desagradable de la comida.

Lo veo a los ojos y veo profundo asco en su mirada. Frunzo el ceño, sintiendo un poco de enojo por la repulsión con la que bota a la basura una comida que podria servirle a otra persona que tiene el estómago vacío. Una persona como yo hace unos años atrás.

Que alguien venga y se exprese como lo hizo él me dieron muchas nauseas. Asi que, sin poder evitarlo, le hablé.

-Oye...-levanto la voz, haciéndolo voltear mientras me mira con terrible sorpresa en su mirada. Alza las cejas.

-¿Qué?

-¿De verdad te parece bien desperdiciar la comida asi?-digo, con un ligero temblor en la voz. No parecía enojada, solo profundamente herida. El me miró sorprendido, como si no supiera que decirme.-¿tienes 5 años?

Con si esa pregunta lo volviera de golpe a la realidad, oscurecio la mirada mientras endurecia la mandibula.

-Sí, tengo cinco años.-responde, seco.

El me mira de pies a cabeza con indiferencia y desagrado. Es entonces, cuando acomoda las correas de su bolso y sonríe de una forma que considero burlona.

No digo nada. Ni siquiera respiro. Solo me limito a mirar su rostro enojado, sintiendo la ligera sensación de que lo conozco, pero aún no sé exactamente de donde.

Luego de esto, el se da media vuelta y se aleja a pasos grandes, mientras yo me quedo ahí, mirándolo sin entender porque había gente tan desagradecida en el mundo.

Chaeyoung se acerca de repente y abre los ojos en grande.

-¿Con quien discutías? ¡Lalisa no te puedo dejar un minuto sola!-se quejó con indignación. A lo que, por supuesto, no contesto ni una palabra-Oye, ¿estas bien?

-Sí, lo siento-susurro, aún ensimismada en mis pensamientos.-volvamos a clases, Chaeng.

Dicho eso, regresamos. Pero yo no podía quitarme de la cabeza sus ojos enojados mirandome; ojos cafés oscuros, casi negros. Brillantes, pero profundos: como si un abismo entero se escondiera en esas pupilas.

¿Quién era? ¿De donde conocía esa mirada?

STAY WITH ME | LizkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora