ventiuno

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Abrí los ojos lentamente acostumbrandome a la luz del lugar, mientras veía como cientos de personas se movían alrededor de mi.

Vi el rostro de Taehyung mientras hablaba con un policía. Al principio todo fue confusión pero luego comencé a ser consciente de mi misma y de los últimos sucesos ocurridos antes de caer inconsciente.

Y mis ojos, como si hablará antes que mi corazón, comenzó a llenarse de lágrimas sin derramar al instante.

Eunha...

Recuerdo su mirada perdida, la posición de su cuerpo y el charco de sangre que salía de ella y que yo misma había pisado. Recuerdo a Taehyung y a Lucille reteniendome. Recuerdo...

"Yo encontraré al asesino, lo juro por mi vida."

Esa voz, esa frase...

Miré a Taehyung pensativa, analizando sus palabras.

¿Porque lo haria? ¿Porque querría encontrar al asesino de Eunha, si sólo era un proxeneta más?

Por más que intentará buscar una respuesta, ninguna era coherente en mi mente. Ningún escenario tenía sentido, por lo que sabía que si quería la verdad, tendría que preguntarselo a él.

--Bueno, pondré en el informe que se cayó en las escaleras de su casa. ¿sabe si tiene hijos, marido?

--No se cayó en las escaleras de su casa, la asesinaron.--me entrometí con furia mirando fijo al oficial, que sólo me dedicó una mirada despectiva.

--Tú cierra la puta boca.--Taehyung me amenazó con su dedo y yo fruncí el entrecejo.-- No sé nada de esa mujer, tendrá que averiguarlo por su cuenta oficial.

--O tal vez diré que era una mujer solitaria y ya.--optó por decir el oficial.

La indignación corrió por todo mi torrente sanguíneo. Acababa de morir mi amiga y lo único que eran capaces de hacer era tapar el caso y olvidar a su asesino.

La policía corrupta era un asco. Ese y los políticos eran la razón por la que los club nocturnos existían aún. Les daban dinero y a cambio, la justicia mantenía la boca cerrada.

--Cariño ¿estas bien?--Lucille fue en mi rescate, tomando mis manos heladas entre las suyas.

--Jamás me he sentido peor.--negué, con lagrimas en los ojos--quiero ir a casa, Lucille.

--Oh, cariño, lo sé y lo siento. Sabes que siempre puedes contar conmigo por si necesitas algo.

Algo hizo click en mi cabeza de pronto.

La hija de Eunha la estaba esperando en casa. Y si no iba yo, nadie más la sacaría de allí. Nisiquiera la inepta policía.

--Lucille, necesito que me ayudes con algo.

(...)

La casa de Eunha era incluso más pequeña que la mia y más abandonada que nunca. Tenía un techo de chapa que amenazaba con volar e irse muy lejos y sus paredes estaban a punto de caerse a pedazos. Sali del auto de Lucille junto a Jae y toque la puerta, esperando que alguien me contestara: nada. Silencio absoluto.

Lucille bajo del auto y me esperó en la entrada impasible. Yo opté por entrar, no sin antes decirle a Jae que me esperara afuera.

--¿Porque tengo que esperar? ¿Para qué vine entonces?--hizo un puchero, enojado.

--Jae, vinimos porque una niña necesita nuestra ayuda. Yuna no podía cuidarte hoy, por eso estas aquí. ¿comprendes? Necesito que te portes bien.

--La niña perdió a su mama como yo perdí a papá ¿No?

STAY WITH ME | LizkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora