cuatro

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Me desperté con un dolor punzante en todo el cuello, mientras que una luz me cegaba la vista.

Murmullos comenzaron a oirse a mi alrededor, pero estos se intensificaron cuando gemí agarrandome la cabeza. De repente unas manos se posicionaron en mis ojos y abrieron mis parpardos colocandome una pequeña linterna. Fue entonces cuando enfoqué mi vista y vi a una doctora. A su alrededor, unos 4 muchachos altos y con rostros fruncidos de preocupación me observaban.

Me incorporé de repente y fruncí el ceño. Uno de ellos me tomó del brazo, casi empujando a la medica y me habló:

—¿Estas bien? ¿No te rompimos ningun hueso?

—No tiene ningún hueso roto, señor Park.—anunció la médica molesta—¿puede dejar de hostigarla? la muchacha esta palida, debe comer algo.

—Estas muy flaca, sí, come algo.—dijo otro alcanzandome un plato de comida basico. ¿Acaso lo había retirado del amuerzo?

—Hoseok, la comida le caera peor.

—Te crees mejor porque sabes cocinar—respondió este bufando hacia otro chico.

Uno de ellos era pequeño y tenía cachetes regordetos. Este me miraba preocupado, otro era alto y delgado y tenía bonita sonrisa, mientras que el tercero parecía ser el mayor y al mismo tiempo ser muy coqueto.

Un cuarto chico se había posicionado en el umbral de la puerta. No sabía quien era pero estaba recargado de manera tensa y miraba hacia mi dirección fijo.

Intenté verlo con más claridad, y para cuando me pude dar cuenta, vi que se trataba del nuevo (a quien hasta hace un rato, cuando estaba consciente, le habia dicho de todo)

Volví a los chicos que parloteaban sin cesar a mi alrededor y levanté las manos en señal de que se detuvieran.

—¿Que me pasó?—pregunté.

—Estos energúmenos te arrojaron una pelota de futbol.—me respondió la doctora con cierto aire molesto—¿sabes lo fastidioso que es verlo cada entre semana aquí con algún problema? Es que estos chicos no tienen remedio, querida.

Sonreí levemente. A pesar de quejarse de ellos parecía tenerles un cariño.

—Lo sentimos mucho.—se disculpó uno de ellos—todos lo hacemos. ¿cierto, Jungkook?

El chico miró entre dientes a quien ahora sabia que se llamaba Jungkook, quien se encontraba al fondo. Al verlo mirarme a los ojos me tensé.

—Yo no hice literalmente nada, Jin.

El de mejillas regordetas rodó los ojos y se acercó a mi oído.

—Son así de tontos siempre. Lo siento mucho, no tenía idea de que la pelota te daría a ti.

Negué con la cabeza indicando que realmente no importaba, sin embargo, cuando estaba por incorporarme y evitar a toda costa a los chicos, algo hizo click en mi cabeza.

—¿Hace cuanto tiempo estoy aquí?—pregunté de repente con horror. Mi corazón comenzó a latir exaltado dentro de mí, y mis manos comenzaron a temblar.

—Son las tres de la tarde.

—¿QUÉ?—grité, haciendo a todos sobresaltarse y observarme—¡Muevanse!

Tanto la médica como los chicos se hicieron a un lado mientras me incorporaba sintiendo el dolor de la sangre circulando nuevamente por mi cabeza. Me la tomé para amortiguar el dolor, sin embargo eso no me detuvo para seguir caminando a la salida y pasar de largo incluso a Jungkook.

—¿A donde demonios vas? Nisiquiera te terminaron de revisar.—oí a Jungkook hablar, pero yo ya estaba caminando a la salida a pasos rápidos—¿Acaso estas sorda? ¡No puedes irte así!

Sentí un apretón fuerte en mi muñeca al mismo tiempo que me daban vuelta, entonces, me encontré cara a cara con Jeon Jungkook. Y esta vez era yo la sorprendida, sin embargo sin que pudiera controlarlo lagrimas comenzaron a salir de mis ojos.

Jungkook me miró y aflojo la mirada dura, acto seguido tambien aflojo su agarre en mi muñeca.

—¿A donde vas tan apurada?

—No es de tu incumbencia.—respondí. Realmente no quería que se metiera en mi vida. Nisiquiera lo conocía.

Me di media vuelta y comencé a correr por las calles. Jae no podía quedarse solo a estas horas. Ya habían pasado dos horas desde que la niñera que cuidaba a Jae seguramente lo habia dejado solo otra vez. Por lo que el simple hecho de saber que se había ido sin más dejando a Jae solo en la casa hacía que se me erizara la piel.

De repente veo como una bocina suena a mi lado. Hago caso omiso, porque realmente no creo que sea para mí, pero cuando una segunda vez suena y me doy media vuelta veo un auto negro con vidrios bajos. Dentro de él está Jungkook.

—Sube.—ordena.

—No.—declino siendo mas brusca de lo que espero.

—¿Realmente quieres perder el tiempo asi? Soy tu mejor opción.

Me paró en seco pensando bien la situación. Entonces reacciono. Lo miro resignada por un segundo porque sé que el tiene razón, y aunque probablemente me estoy arriesgando porque no lo conozco, sé que vale la pena. Al menos es mejor que correr 25 minutos más bajo el sol.

Jungkook me abre la puerta de su auto y yo entro. Entonces sin más, comienza a manejar hasta la dirección que le he indicado.

STAY WITH ME | LizkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora