siete

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Jungkook se durmió en mi huesudo hombro apenas subimos al autobús.

Al bajar, su peso en cuerpo era tanto que tuve que sujetarlo con ambos brazos y hacer un gran sacrificio para llegar hasta la puerta y sacar las llaves.

Una vez que entré, dificultosamente llegué hasta el living y arrojé las llaves en la pequeña y destartalada mesa ratona. Jae se encontraba durmiendo asi que intenté hacer todo el silencio que pude, lo cual fracasó cuando Jungkook intentó caminar y ambos terminamos cayendo al suelo de forma estrepitosa.

Uno de mis tacos se había roto.

Simplemente genial.

Bufé al darme cuenta que a Jungkook lo tenía arriba mío. El olor a marihuana y alcohol inundó mis fosas nasales y me dieron ganas de vomitar. Intenté empujarlo con mis manos, pero muy al contrario de eso el volvió a aplastarme. Y su boca quedó cerca de la mía, apoyándose en la comisura de mis labios.

Contuve la respiración de inmediato sin poder evitarlo.

—Jungkook...—susurré, sintiendo mi corazón palpitar fuerte dentro de mi pecho.—despierta, no puedo moverme.

Fue entonces, cuando oí un gruñido de su parte. Acto seguido murmuró una maldición mientras a duras penas se retiraba de arriba mío y se recostaba a un lado de mí en el frío suelo.

Lo miré en silencio, pensando que demonios hacer con él.

Mientras pensaba una solución también miré su bonito perfil, dormido parecía un angel. No sonreía egocéntricamente, no gritaba o parecía furioso. Solo descansaba en paz. Su cabello se había levantado y dejaba a la vista su frente. Sonreí un poco.

—Buenas noches...—dije finalmente, notando que no habría forma de levantarlo con mis brazos de fideos, ni parecía querer ser despertado tampoco. Coloqué una almohada en su cabeza y le entregué una de mis frazadas. Yo me fui a dormir directamente en la cama junto a Jae.

A la mañana siguiente me desperté y toqué de manera instantánea el espacio a mi lado con la esperanza de encontrar al niño que siempre dormía junto a mí cada noche.

Pero él no se encontraba ahí. Solo sentí vacío.

Me desperté de repente asustada, mirando todo a mi alrededor. Los recuerdos de la noche anterior llegaron rápidamente a mí y el corazón casi salió corriendo de mi garganta.

Jae no está.

Salí disparada del cuarto en dirección a la cocina en cuestion de segundos, asustada.

Fue entonces cuando al llegar a allí y oír ruidos me congelé en mi lugar, y parpadeé confusa aún estando algo somnolienta por el repentino despertar.

—Cielos, ¿así de horrorosa eres por las mañanas?—Jungkook estaba sentado en el suelo del living junto a Jae. Ambos jugando a las cartas.

Fruncí el ceño y me senté junto a ellos desorientada.

Sabía que la mala broma de Jungkook se refería a mi baba seca y a mi despeinado cabello. Sin embargo estaba tan mareada por mi despertar tan brusco que solo decidí callarme.

—¿Quién te dio permiso para estar aquí?—le pregunté rápidamente a Jae, enojada. Aún tenia la voz rasposa por el descanso previo.

El miró al suelo como un cachorrito asustado.

—Quería estar con Jungkook.

Genial. Jungkook tenía otro admirador.

—Pues Jungkook se tiene que ir. Ya es tarde. ¿Cierto?—pregunté, a lo que él alzó una ceja y miró divertido a Jae.

STAY WITH ME | LizkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora