veinte

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Despues de esa noche, Jungkook no me dirigió nunca mas la palabra. Cada vez que me veia, se volteaba y caminaba hacia el lado contrario. Cada vez que yo intentaba buscarlo, el se alejaba.

De pronto eramos dos desconocidos. Y yo me sentí sola y abandonada sin saber el porque.

Ahora confirmaba mas que nunca que Jungkook estaba metido en algo raro. Algo que me decia que si escarbaba hasta el fondo del asunto, terminaria encontrandome con algo que no me gustaria.

Todo se volvió confuso en mi mente. ¿Porque el se habia acercado a mi en primer lugar? ¿alguna vez habia sido sincero conmigo o fue todo una mentira?

¿Que sucedia con su hermana? ¿Sabia en que estaba metido o solo vivia en una feliz ignorancia?

Comencé a caminar por el pasillo de la Universidad absorta en mis pensamientos. Pero es cuando de pronto, veo a Irene caminando hacia mi. Es muy tarde cuando me doy cuenta que sus pasos son zancadas gigantes y que su mirada destila furia absoluta, porque para ese entonces ella ya me tiene acorralada contra una pared mientras que con su antebrazo presiona mi cuello. No hay nadie. Sólo somos ella y yo.

--Alejate de Jungkook, alejate de él y de mi hermano porque te juro que te lo haré pagar caro.

No daba crédito a lo que mis ojos y oidos están presenciando. Irene, la bella e inocente Irene está irreconocible. De pronto era otra persona totalmente diferente. Ojos oscuros, brillando de furia. Mirada rabiosa y sonrisa diabólica.

Y entonces, todo hizo click en mi cabeza.

--Tu eres la zorra que me ha estado fastidiando ¿No?--sonreí psicotica-- tu mandaste a esa pobre infeliz a robarme la ropa interior para que me humille en la fiesta, tu eres la que fastidia a Jungkook cada vez que puede aprovechándose de la situación. ¡Tú y tu maldita cara de santurrona!

--Pero está cara santurrona no te conviene, Lisa.--sonrió susurrando-- yo tengo poder e información, algo que tu no tienes. Yo podría decirle a todo el mundo que eres una prostituta de tiempo completo y que en tu casa respira uno de tus bastardos.

De pronto, la sangre se agolpó en mis pies al oírla decir eso con tanta soltura. ¿cómo lo supo? ¿cómo es que sabe de la existencia de Jae?

--¿Sabes quien es peor que una adolescente trastornada?--susurré armandome de valor.-- una puta madre furiosa.

Ella sonrió cuando quite su brazo de mi cuello y nos miramos a los ojos retandonos. Podía jurar que mi mirada era salvaje, fuera de mi control.

--Lo admitiste.

--¿Qué?

--¿Sabías que el padre de tu pobre bastardo está cerca? Lástima que no sepas cuan cerca está.--fingió pena, pero yo sólo pude pensar en la palabra "padre".

El padre de Jae... ¿cómo sabía ella todo eso?¿Y si era mentira?

¿y si era verdad?

--Te vere por ahí, princesa. Pero procura pensar dos veces lo que dirás antes de escupirlo, animal. --me insultó dandome una última mirada.

Simplemente me congelé en mi lugar procesando todo lo que acababa de ocurrir.

¿Realmente el padre de Jae estaba en la ciudad?

¿Y quien demonios era ella que sabía tanto sobre mi?

(...)

Estaba maquillandome y poniendome mi peluca como de costumbre, sin embargo, ese dia sentía mis manos temblar.

Irene con su amenaza, cuando la adrenalina del momento pasó, comenzó a darme ataques de ansiedad donde comencé a sentir que el mundo se venía abajo. Si se enteraban de que era una prostituta rosé y Jungkook me abandonarían para siempre. Y si llegaban a denunciarme, no sólo lo pagaría caro en el trabajo, si no con Jae también.

Podían quitarme su custodia al ver que no era una tutora apta para un niño.

Comencé a fumar tanto que sentí como mis pulmones comenzaban a tornarse negros. Me tome unos calmantes junto con un vaso de agua que deje a un lado de mi, fue así cuando comenzó a surtir efecto que comencé a sentirme más calmada.

Hoy sería otra de las tantas noches que preferiría olvidar, pero no debía olvidar que detrás de todo ese esfuerzo había un niño que me esperaba en casa, queriendo que le cocine su comida favorita y que le cuente historias antes de dormir.

Me incorporé un poco tambaleante de mi asiento y comencé a caminar hasta las habitaciones. Siempre había un imbécil esperándome, siempre.

Esta vez sin embargo, no había nadie.

Prendí las luces rojas que adornaban el ambiente creyendo que no veia al cliente o estaba escondido, pero realmente confirme que no había nadie luego de que iluminé la pequeña habitación.

De pronto, sentí un olor pesado a metal en el ambiente. Arrugué la nariz y comencé a buscar el origen de este olor, un poco asustada para ese punto.

Mis tacos entonces, de pronto aterrizaron sobre un charco. Por la pisada del golpe, el líquido salpicó en mi pierna. Fue entonces cuando bajé la vista para verlo.

Un cuerpo de una mujer con la mirada perdida me miraba directo a los ojos. Echandome la culpa de no haber llegado temprano, odiandome por mirarla en ese instante y no haber podido hacer nada para evitar su muerte. Los ojos de una de las mejores personas que conocí allí, y que ahora me miraban vacíos e inertes.

Eunha.

--¡EUNHA! ¡NO!--grité horrorizada apoyándome a su lado. Sujeté su cabeza ensangrentada y comencé a llorar--¡OH MALDITA SEA, NO RESPIRA! ¡EUNHA NO ESTÁ RESPIRANDO!

Sentí que el alma se me iba del cuerpo. Sentí que una vez más arrancaban un pedacito más de mi frágil corazón para hacerlo trizas.  Tal y como hace un año atrás paso con Naeun, la chica que estuvo para mi, mi mejor amiga, la madrina de Jae que ya no estaba conmigo.

Otra vez me quitaban de las manos a otra fiel amiga. Sólo pude pensar en la vida que tuvo, en las oportunidades que tenía por delante y como una niña de la edad de Jae la esperaba en casa sin saber lo que le esperaba de ahora en adelante.

Lucille, tal vez la única amiga que me quedaba, entró y por reacción inconsciente me alejó del cadáver de Eunha. Yo aún así no quería alejarme, me negaba a creer que estaba muerta.

Lucille viendo mi rechazo se alejó y llamó a alguien más. Esta vez sentí como me alejaban con más fuerza que antes y me acariciaban el cabello que seguro estaba lleno de sangre, gracias a mis manos que no dejaban de arrancar mis pelos.

--Lisette, calmate. Yo encontraré al asesino, lo juro por mi vida. Por favor, grita, golpeame. Pero no llores...

De pronto, tal vez fueran los nervios, los problemas y los calmantes, pero mi cuerpo decidió que lo mejor en ese momento era descansar: desmayarse. Lo último que vi fue el rostro casi agobiado de Taehyung, pero jamás podría saberlo con claridad.

Lo último que pensé antes de dormir fue... ¿porque Kim Taehyung, uno de los socios de Minhyuk querría encontrar al asesino de Eunha?

STAY WITH ME | LizkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora