Prologo parte 1: Lo primero que vi fue aquel infierno...

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El aire cargado con humo y ceniza, el sonido chispeante y el calor de las llamas, el olor a carne quemada. Lo primero que él vio fue aquel infierno llameante, es lo primero que recuerda, pues toda su vida pasada se quemó en aquel accidente. 

—S-Shirou, por f-favor, ayúdame

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—S-Shirou, por f-favor, ayúdame...

«Perdóname, por favor perdóname...». Pensó el chico mientras sollozaba.

Él niño pelirrojo caminó en lo profundo de aquel infierno, a su lado podía ver a gente gritando por ayuda, podía ver a algunas personas tratando de brindar ayuda a los que lo imploraban. Tambiém oyó a varias personas suplicándole por ayuda; pero él se tapó los oídos mientras de sus ojos se derramaban lágrimas y pedía disculpas que nadie nunca escucharía, en el fondo lo sabía, apenas y podía mantenerse con vida por su cuenta, sus pulmones le dolían y el humo, así como la ceniza, no le permitían respirar bien, sus piernas le ardían, había caminado hasta que su cuerpo llegó al máximo de su resistencia. Pero siguió moviéndose, porque sabía que en el momento en el que se detuviera nunca más volvería a moverse otra vez.

El niño siguió caminando, lo hizo durante todo lo que pudo; pero, al final, su resistencia le traicionó. El pelirrojo cayó sobre los escombros, ya no podía caminar.

«¿Por qué sucedió todo? No puedo recordar nada antes del fuego... ¿Qué era eso...? Parecía lava negra, lo destruía todo a su paso». Pensó el chico tumbado en el suelo, llegados a este punto, él se rindió y, súbitamente, una pequeña estructura se derrumbó en su cercanía, producto de esto, varios escombros sepultaron una parte de su cuerpo.

Al borde de la muerte, el niño alzó su mano hacia el cielo. «Por favor, alguien, quien sea, por favor... destruyan este infierno». Su conciencia empezó a vacilar, cada vez más su vista se distorsionaba, hasta el punto donde casi no era capaz de distinguir nada. Su mano perdió su fuerza y, al final, cayó, o al menos, estuvo a punto de caer, pues en el último instante esta fue sujetada por otra...

 Su mano perdió su fuerza y, al final, cayó, o al menos, estuvo a punto de caer, pues en el último instante esta fue sujetada por otra

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El pequeño pelirrojo hizo un último esfuerzo para poder ver y oír lo que estaba sucediendo. Ahí lo vio, un hombre que tenía una apariencia casi demacrada; pero, a pesar de todo esto, cuando sujetó su mano, el brillo de la vida volvió a sus ojos. En su rostro, bañado en la desesperación, brilló por un momento la esperanza, él lloró al saber que había logrado encontrar a alguien a quien salvar.

Fate / Alternative RecordsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora