Capítulo 36, Solo problemas en el horizonte...

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Si bien la derrota de Fenrir no terminó automáticamente con  la guerra del santo grial, si terminó con sus mayores problemas.

Después de que él se hubiera puesto detrás del caballero, observó el desarrollo de la lucha, vio como el caballero luchaba sobrehumanamente contra el feroz Berserker, y estuvo a punto de morir cuando el lobo liberó por completo su autoridad y transformó por completó el piso del laberinto en un páramo gélido con temperatura bajo cero. Afortunadamente, al igual que el resto de aquellos que luchaban directa o indirectamente contra el lobo, recibió la protección de Merlín. Mientras la lucha continuaba, él fue capaz de divisar donde se encontraba su hermana, y decidió acercarse a su posición, cuando finalmente pudo alcanzarla, observó como su hermana casi caía desmayada al dejar caer una enorme roca desde el piso superior.

Al verla en su estado de debilidad, él rápidamente se acercó y la sostuvo, y, sin que ninguna palabra saliera de la boca de alguno de los dos, observaron la finalización de la batalla. Cuando vieron como la lanza finalmente atravesaba al lobo y se alzaba hacia la superficie, ambos perdieron las pocas fuerzas que les quedaban y se sentaron agotados en el suelo, durante alrededor de diez minutos, ninguno dijo nada, y no hicieron ningún movimiento. Ellos simplemente no tenían fuerzas para nada más...

No obstante, al final, Illya se levantó y comenzó a sacar algunas cosas desde su bolsa y, de repente, Shirou escuchó unas palabras extrañas en un idioma que no entendía. Finalmente, el pelirrojo reunió las suficientes fuerzas como para levantarse y giró su cabeza hacia su hermana. Más temprano que tarde, el chico pudo identificar a su hermana haciendo algo que él desconocía. Parecía estar creando algo utilizando los materiales que traía en su bolso, los mismos que utilizaba para su alquimia, junto con otras cosas obtenidas en el laberinto, como, por ejemplo, algunas plumas extrañas...

—¿Illya...? —preguntó el chico.

—Espera, danos un momento —contestó su "hermana".

Esta respuesta sorprendió al pelirrojo, pues la voz de su hermana era muy diferente a la habitual, más madura, más firme, y, sobre todo, mucho más fría.

—Tú... ¿Quién eres? —preguntó el chico en alerta; sin embargo, realmente no podía hacer mucho, él no se encontraba específicamente en las mejores condiciones para combatir a un nuevo enemigo poderoso.

—¡Te dije que esperes! ¡Vuelve a interrumpirme y te congelaré de pies a cabeza!

Shirou se quedó callado, la autoridad y el poder que esta persona denotaba, fuera quien fuera, no eran exactamente pequeñas y; sin embargo, en su voz también se podía oír que se encontraba muy agotada.

Pasaron alrededor de 15 minutos antes de que "su hermana" terminara con su trabajo.

—¿Terminaste? —preguntó Shirou con cuidado.

"Su hermana" asintió—. Sí, y justo a tiempo, parece que no nos queda mucho tiempo. Si continuamos poseyéndola, le causaríamos daños a Illya.

—¿Quién eres? —preguntó el chico nuevamente.

—Ella te lo contará más tarde, ahora voy a devolverle el control —dijo la chica antes de cerrar momentáneamente sus ojos.

Justo después de decir esto, Shirou sintió algo diferente en su hermana, aunque no podía ponerlo en palabras exactas. La chica abrió una vez más sus ojos y esta vez su expresión era muy diferente, menos gélida, pero igual de firme.

Shirou sonrió, esta se parecía mucho más a su hermana—. ¿Illya?

La joven Einzbern sonrió y asintió mientras comenzaba a acercarse al pelirrojo, sin decir nada más.

Fate / Alternative RecordsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora