Fate / Alternative Records

Capítulo 22, Clases y preparaciones

El sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte...

Shirou se había levantado muy temprano, el sol aún no se asomaba por el horizonte, era su rutina diaria, después de asearse, él se dirigía hacia el enorme terreno del Taller Marbury. En meses anteriores, él se habría dirigido directamente hacia la cocina; no obstante, ahora tenía dos problemas: Manaka y Sella.

A Manaka le gustaba cocinar y, desde que ella recuperó su forma física, había intentado cocinar constantemente para él. No es que le disgustara que alguien cocinara para él; pero cocinar era una de sus más grandes aficiones, por lo que, en un principio, él pensó que lucharían constantemente por el dominio de la cocina; sin embargo, su amiga le conocía muy bien, ella estuvo más que dispuesta a compartir la cocina con él siempre que se lo pidiera, de esta forma, este se había convertido en un tiempo de disfrute para ambos. Por otro lado, Sella era la dama que se encargaba de cuidar de su hermana, así que, antes de que ambos la rescataran del viejo castillo, ella se encargaba de la mayoría de las tareas domésticas, así como de preparar muchas de las comidas, en pocas palabras, ella era su verdadero rival en la cocina.

Para evitar conflictos, los cuales hubo, no les quedó de otra que realizar un cronograma, cada uno de ellos se encargaría de preparar una de las tres comidas del día, y cada día la comida que les tocaría preparar variaría. Además, Shirou también tuvo que dividirse las tareas domésticas con Sella, afortunadamente, el Taller Marbury era lo suficientemente grande como para que ambos pudieran limpiar a su gusto.

Por desgracia, hoy no era el día en que le tocaba hacer el desayuno.

Si Shirou no tuviera ningún otro trabajo, probablemente enloquecería, no obstante, para su suerte, tenía bastante trabajo por hacer. Para empezar, estaba su rutina diaria de entrenamiento. La cual ya estaba acostumbrado a realizar y, gracias a la amplitud del terreno, esta rutina ahora era más extensa.

Después de realizar su rutina de ejercicios diarios, así como de un largo trote, él se dispuso a realizar su entrenamiento como espadachín. Desde que su abuelo le había comenzado a entrenar, había tenido un objetivo y, posteriormente, se añadió uno secundario, estos eran: el más cercano, por llamarlo de algún modo, era que sus cortes fueran tan nítidos y limpios que pudieran reflejar la realidad, como si de un espejo se tratara, por otro lado, el segundo objetivo, era ser capaz de cortar la causalidad, todo esto claro, sin contar su objetivo final, crear la espada definitiva que pusiera cortarlo todo, incluyendo al destino.

En este momento, sus cortes eran tan nítidos que, si realizaba cortes amplios, era capaz de crear un reflejo distorsionado del lugar donde realizaba el corte, no obstante, este solo permanecía durante unos pocos segundos y no era un reflejo exacto, lo cual significaba que todavía le faltaba pulirlos aún más; además, un problema que había notado al intentar reflejar la realidad con sus cortes es que, solo podía lograrlo usando el refuerzo, de otra forma, le faltaría fuerza y velocidad. Por otro lado, en cuanto a cortar la causalidad, ese objetivo todavía estaba algo lejos, aunque no era del todo por la falta de habilidad de Shirou, y; sin embargo, todavía le faltaba pulirse aún más para lograr tal hazaña...

-Has progresado bastante -comentó su abuelo mientras su descendiente blandía una y otra vez una de las copias de Kokorozashi. La hoja que portaba su espíritu se hallaba clavada a algunos metros de distancia, de modo que pudiera observar el entrenamiento. Su abuelo era un espíritu poseyendo la espada, si bien estaba atado a esta, eso no le impedía manifestarse cerca de esta para poder percibir el exterior. Aunque claro, Shirou no podía verlo, pues al no tener una afinidad con los espíritus, solo podía percibirlo si realizaba preparaciones previas para esto.

El estado de su abuelo actualmente era bastante... Conspicuo, al menos, para lo que debió haber sido. Su abuelo había muerto hace ya 500 años, y había perdido su ancla al mundo debido a esto; sin embargo, debido a su absurda terquedad, su última espada se convirtió en un ancla aceptable para mantenerlo unido a este mundo, esto era conocido como Posesión Espiritual. Sin embargo, su abuelo era un caso especial, un caso que cualquier miembro de la Facultad de Evocación espiritual estaría encantado de investigar. Esto debido a que no se había utilizado ningún tipo de Hechicería de Evocación Espiritual para atar su alma a la espada, era algo que había logrado por pura mezcla de su absurda habilidad y terquedad, algo realmente asombroso para los magus de la actualidad. Desgraciadamente, las habilidades de su abuelo tenían límites, y por supuesto, él no pudo evitar lo que comenzaría a ocurrirle a su alma una vez esta perdiera su ancla original. Podredumbre, una vez que el alma pierde su recipiente original, incluso si encuentra un nuevo recipiente al cual atarse, el alma comenzara a degradarse a medida que la podredumbre avanza. A su abuelo también le había ocurrido esto, y, de hecho, como su alma se ató debido a circunstancias especiales, su posesión espiritual era incluso más imperfecta que la de los magus que estudiaban dicha rama de la hechicería, el hecho de que hubiera aguantado tanto tiempo con una posesión imperfecta se debía a dos razones: