Capítulo 5: Movies

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Harry estaba en el aula de pociones con Neville, discutiendo si en medio del estrés de la poción original habían confundido la infusión de ajenjo o no, cuando vio la puerta abrirse. Ahí estaba Draco, con su piel pálida y suave, su cuerpo alto y delgado, y sus cabellos platinos que brillaban a la luz de las lámparas de aceite.

— Lamento interrumpir, ¿podría hablar con Harry un momento?

— Por supuesto — Contestó el aludido

Salieron al corredor, la luz era tenue, pero era lo suficientemente fuerte para verse.

— Hey.

— Hey.

— ¿Cómo has estado?

— Bien. Ocupado.

— Me imagino.

— ¿Qué hay de ti? Veo que te llevas mejor con Tom. Eso es nuevo... Bueno, no del todo.

— Mhm — Draco asintió

—  ¿Es bueno? Recuperar la amistad me refiero.

— Sí, creo que de cierta manera lo es.

— ¡Harry! ¡Auxilio!

Harry abrió los ojos grande al escuchar la voz de Neville.

— Ve. — Dijo Draco

— ¿Qué querías decirme?

— Solo ve.

Harry dudó por un momento, miró hacia atrás, hacía la puerta que llevaba al laboratorio de pociones. Cuando se giró, Draco ya se estaba alejando por el pasillo. No, no otra vez, pensó. Corrió hasta alcanzarlo y lo detuvo, tomando su mano suavemente.

— Está siendo dramático. Dime, ¿qué quieres decirme?

Draco no respondió inmediatamente. Se tomó su tiempo.

— ¿Noche de películas? Hoy, en mi habitación.

— Me encantaría.

— Supongo que te veo ahí.

— Sí, por supuesto.

La tarde se pasó con gran rapidez para Harry, pensando solo en lo feliz que se sentía. Esa misma noche estaría junto con Draco, en su habitación, solos los dos, viendo películas. ¿Significaba eso que iba por buen camino? Esperaba que sí.

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De todo lo que Harry pudo haber esperado, eso, eso era lo último.

— ¡No tiene sentido! ¡Solo tienen que decirlo! ¡Solo tienen que hablar!

— Si lo hacen, entonces no habría película. — Gruñó Harry

— Pues si los protagonistas no siendo unos completos idiotas dañan la trama de la película... ¡No tienes una trama!

— ¿Puedes dejar de quejarte?

— Me voy a quejar lo que quiera. Es estúpido.

— Cállate.

— Tu no me vas a estar callando. ¿Por qué mejor no cierras la...?

— Cállense. Ambos.

— Okey. Lo siento.

— Vale.

Harry y Tom no siguieron discutiendo. Se pasaron en silencio la otra hora de la película. Ya casi se acababa, o al menos eso esperaban ambos. El moreno estaba tranquilamente viendo la pantalla sin verla realmente, pensando, cuando vio a Draco cabecear.

Tom lo notó también. Harry estaba a punto de proponer dejar el resto para otro día, pero el otro chico se le adelantó. Suavemente posó su mano sobre la cabeza de Draco, guiándola hasta su hombro. No se levantó, se quedó ahí.

— No es justo. Te estás aprovechando. — Le susurró.

— Te duermes, pierdes. Y no me refiero a Draco.

Harry definitivamente quería largarse de ahí. No alcanzó a hacerlo. Vio a Draco removerse hasta que su nariz estuvo rozando el cuello del chico. Inhaló profundamente antes de arrugar la nariz y alejarse. Volvió a su posición central por un momento, pero entonces, aún dormido, se inclinó hasta recostarse en Harry.

El moreno se quedó extremadamente quieto, como si de ello dependiera su vida. Draco se reacomodó como había hecho antes en Tom e inhaló de la misma manera. Esta vez, no se alejó. Levantó su brazo hasta estar abrazándolo y enterró su rostro en su cuello. Harry solo sintió su respirar.

— ¿Qué perfume usas?

Era la voz de Tom. Harry levantó la mirada.

— No hay una sola oportunidad de que te diga. Voy a irme a la tumba con el secreto.

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— No fue tan malo, ¿verdad? — Susurró Draco en medio de la explicación de Snape.

— No, no tanto. — Le respondió también susurrando.

— Okey.

Harry se giró para observarlo. Draco lucía aburrido, lo cual era inusual en clase de pociones. Tal vez estaba un poco bajo de energía.

— Hey, Draco. — Susurró para llamar su atención

— ¿Sí?

— Toma.

Harry le pasó una caja de rana de chocolate bajo la mesa. La había estado guardando para después de la clase, pero su novio la necesitaba más.

— ¿Dulce?

— Como tú.

Harry no pudo resistirse. Supo lo ridículo que le pareció a Draco cuando lo observó con esa mirada escéptica antes de girar los ojos.

— Gracias.

— Hey, ¿crees que...?

— ¿Sí?

— Nada, es solo... Me preguntaba si... querrías ir a volar un rato en la tarde.

— ¿A volar? ¿Por los campos?

— Sí, solo tú y yo esta vez.

Draco trató de contener una sonrisa.

— ¿No Tom?

— No, por favor.

— Bien.

— ¿Sí?

— Sí.

ᴄᴀʟᴅᴇʀᴏꜱ ᴀʀᴅɪᴇɴᴛᴇꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora