Capítulo 10: Promesa rota

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— Harry, ¿a dónde vamos?

El Gryffindor caminaba con paciencia y una sonrisa tranquila en su rostro. No le contestó; en cambio, entró en una habitación sin mediar palabra. Draco dudó por unos segundos, pero finalmente, después de asegurarse que no hubiera nadie en los pasillos, entró tras él.

Fue recibido por un sorpresivo, pero dulce beso nada más entrar. Recibió los besos y las caricias, complacido por la delicadeza que Harry siempre tenía al tocarlo. Su chico lo volvía loco, no podía controlarlo. Su cuerpo reaccionaba automáticamente y solo ante él, como la mano de la gloria que solo alumbra para su propietario.

— Te amo — Murmuró Harry en medio del beso

Draco se quitó su túnica, quedando con su ropa muggle. Iba retrocediendo, sin detener su beso, a sabiendas de que la cama estaba tras él; pero en un fallo de cálculos, terminó chocando contra el borde y cayendo sobre ella, llevándose al otro en el proceso.

Ambos rieron y Harry empezó a besar su cuello, sintiendo las leves vibraciones de su risa. Dejó un camino de besos hacia su mandíbula, subiendo a su mejilla y desviándose hasta sus labios de nuevo. Enredó sus dedos en el cabello desordenado de Draco que, aunque ya cubierto de una fina capa de sudor, seguía siendo sedoso.

— Harry, ¿estás aquí?

— ¡Por Morgana, Longbotton! ¡¿Tú de nuevo?!

Neville había entrado buscando a Harry, y Draco le había tirado una almohada. Entre murmullos y disculpas, el chico salió de la habitación.

— ¡Por cierto, los buscan! – Gritó a través de la puerta

— Quítate de encima.

— ¿Por qué? – Preguntó Harry sonriendo

Draco intentó zafarse, pero Harry lo retuvo.

— Porque estoy enfadado contigo. — Contestó como un niño berrinchudo

— ¿Conmigo? — Dijo riendo incrédulo — ¿Y por qué es eso?

— Porque es tu amigo el que nos continúa interrumpiendo. Ya no te dejaré volver a tocarme hasta que sepa por seguro que no nos volverá a interrumpir

Harry podía sentir en el tono de Draco, que no estaba jugando. Harry suspiró.

— Parece que no tengo opción, si quiero un lugar privado... en el que no nos molesten...

Draco sintió como Harry lo agarraba y lo arrastraba a una aparición conjunta. Aparecieron frente a una hermosa mansión, el sol bañaba sus jardines, llenos de color, vida y mariposas revoloteando. La casa principal era una hermosa edificación, que se alzaba majestuosamente en la cima de la colina, sus paredes eran de color crema, tenía incontables ventanas y balcones, e incluso desde donde estaban se podía contemplar el brillo de la gran puerta principal hecha de oro. Draco rio, viendo todo el panorama.

— ¿En donde nos metiste? ¿Es muggle?

Harry negó con la cabeza y Draco hizo un puchero.

— Entonces habrá hechizos protectores, no nos podremos colar...

— Draco... bienvenido a L'amour colline... Nuestro hogar.

Draco lo miró con los ojos desorbitados, luego miró la mansión de nuevo y luego a Harry.

— Harry...

— Sí, es nuestra.

Draco volvió a mirar la mansión, con ilusión.

— ¿Te gusta?

— Me encanta. Es hermosa, Harry... pero...

— Ya sé lo que vas a decir. La cosa es que quería sorprenderte y si te pedía el dinero para comprarla, no iba... De hecho, no debí haberla comprado, no sin tu consentimiento... claro que siempre se puede devolver... pero, de cualquier manera, ¿y si no te gustaba? ¿Y si querías vivir en otra parte? Fue muy desconsiderado... pero solo lo vi y pensé que era perfecto... pero no debí... debería haberte comentado, no...

ᴄᴀʟᴅᴇʀᴏꜱ ᴀʀᴅɪᴇɴᴛᴇꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora