Capítulo 18: Flores para Draco

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Llegó a la habitación y vio a Tom y a Delphi sentados en el alfeizar de la ventana, charlando, mientras Draco sostenía dos túnicas frente a él, mirándolas con los ojos entrecerrados, como sopesando cual era digna de su confianza.

Orchideous... — Susurró Harry — Hola

Draco desvió su mirada a Harry y cuando lo vio, guardó las túnicas de nuevo.

— Hola... ¿son para mí? – Preguntó mirando las amapolas rojas que Harry sostenía en sus manos

— En realidad las traía para Tom, pero desde que lo veo ocupado puedes tomarlas tú.

Draco rodó los ojos con una sonrisa y  recibió las flores, halagado.

— A veces siento que amas más a Tom que a mí.

— Lo siento, Draco. Por mucho que te ame, Tom es el verdadero amor de mi vida.

Draco contuvo una risa.

— Siéntate mejor... — Dijo Draco señalando la cama — ...y deja de hablar tonterías.

Harry se sentó y Draco hizo lo mismo, colocando antes las flores en un jarrón.

— ¿Cómo te encuentras?

— Bien. Tu hijo es un glotón, nunca había comido tanto en mi vida... — Dijo haciendo pucheros

Harry amaba escuchar esas palabras salir de su boca. "Tu hijo". Escuchar eso lo hacía sentir cada vez más real. Ambos chicos ya habían hablado de lo sucedido con la boda y demás. Draco no se lo había tomado ni mal, ni bien, o al menos no lo demostró, pero parecía dispuesto a entablar una amistad con él de nuevo. 

— Eso, échale la culpa al niño...

Draco, en un estado de diversión, golpeó en el brazo suavemente.

— Por cierto, me perdí tu cumpleaños; pero te he mandado regalos estos últimos días para compensarlo. Y... felicidades tardías, supongo.

— No me felicites. Me haces sentir viejo... — Dijo con otro puchero, que hizo a Harry reír

— Pero si solo tienes 18...

— ¡Y estoy embarazado! Que viejo me siento...

— Mira el lado positivo de ser viejo...

Draco exclamó ofendido.

— ¡No soy viejo!

— Pero si acabas de decir...

— ¡Solo para que me dijeras lo hermoso y joven que soy!

La manzana nunca cae lejos del árbol. Harry amaba aquella seguridad y vanidad de Draco, que definitivamente había heredado de Narcissa.

— ¿...pero cual sería ese lado bueno?

— Que podemos vivir una vida de viejos. En aquella mansión de la colina. Tú, nuestro hijo y yo... con tranquilidad. Cada mañana sería serena, cálida y cómoda... Yo estudiando sanación, tú las leyes mágicas y nuestro hijo gateando por todo el salón... suena perfecto.

Era la primera vez que Harry hablaba del futuro o incluso tocaba un matiz romántico implícito; pero se había dejado llevar. Draco se removió incómodo y se acomodó con las piernas cruzadas sobre la cama.

— O... yo estudiando leyes mágicas, tú sanación, nuestro hijo gateando en mi sala de lunes a miércoles y en la tuya de jueves a sábado...

Harry sintió un pequeño vacío en su interior. Era su culpa, por presionarlo. Aun así, se atrevió a preguntar lo que no concordaba.

— ¿Y el domingo?

— Mmm... estaba pensando en algo familiar... solo nosotros tres...

Eso animó un poco a Harry. No los había separado completamente; tal vez significara que todavía había esperanza de volver a estar juntos.

— Respecto a los regalos, gracias...

— Un placer.

Harry vio su escritorio. No quedaba ni uno solo de los dulces que le había mandado.

— ...pero... me estas engordando...

— Draco, estás embarazado — Dijo riendo

— Ah, ahora te parece chistoso, pero no lo hará cuando tengas que pagar las consecuencias de tener un esposo embarazado... — Dijo en tono mimado

A Harry se le iluminaron los ojos al escucharlo y, solo segundos después, Draco pareció haberse dado cuenta de lo que había dicho.

— Yo... no me refería a...

— ¿Cuales son las consecuencias?

— Harry... no quería...

— ¿Cuáles son? Las pagaría sin dudar por ti – Insistió Harry

Draco pareció rendirse y le dirigió una disimulada mirada a Tom y Delphi, que estaban tan entretenidos en su conversación que ni siquiera parecían haberse dado cuenta de que alguien más había llegado. Se acercó a Harry y le susurró en el oído.

— El sexo... nada de sexo... de ese que te da escalofríos...

Draco metió la mano bajo la camisa de Harry y rozó suavemente su espalda con la yema de sus fríos dedos; lo que, efectivamente, hizo que Harry se estremeciera.

— ...de ese que te hace temblar las piernas...

Draco cambió de rumbo su mano, guiándola al pecho, acariciando suavemente.

— ...de ese que te deja con ganas de más... siempre más...

Draco acercó su rostro al cuello del otro y empezó a rozarlo con la punta de su nariz, aspirando su aroma. Harry tragó saliva, quedándose quieto, sin mover ni un musculo.

— ...de ese que te hace querer quedarte en cama todo el día...

Draco ahora lo miraba directamente a los ojos, sus caras separadas solo por milímetros, sus alientos mezclándose. 

— ...con la persona que amas... — Susurró

Harry resistió el impulso de besarlo, lo mejor que pudo. Tal vez acortó la distancia un poco, pero no lo suficiente para que sus labios se tocaran. Gracias a Merlín, su sufrimiento se acabó pronto, cuando Draco decidió juntar sus labios en un lento y ardiente beso, que le quitó la respiración.

— Veo que se reconciliaron, tortolitos...

A Harry nunca le había desagradado más la voz de Tom. Draco se separó de él lentamente, como si no quisiera realmente hacerlo.

— Solo jugábamos un poco...

Ouch.

— Bueno, les daremos privacidad. Delphi y yo vamos a ver una exposición de arte muggle.

Harry los miró con ilusión, como un niño pequeño que quiere que lo lleven... eso era exactamente lo que era.

— Nosotros también iremos — Declaró Draco al ver la expresión de Harry

— ¡Qué bien! Entre más mejor — Dijo Tom

— Sí... que bien... — Repitió Delphi, con mucho menos entusiasmo que Tom 

ᴄᴀʟᴅᴇʀᴏꜱ ᴀʀᴅɪᴇɴᴛᴇꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora