Extra: El concierto

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Draco se despertó en medio de la noche y se sorprendió de no encontrar a Harry a su lado. Se levantó con dificultad, debido a su barriga de siete meses, y se dirigió a la cocina por un poco de agua. Caminó por los pasillos, hasta que escuchó voces. Reconoció la de Harry y, como buen marido que era, decidió espiar.

— ...ya te he dicho que no... — Decía la voz de Harry

— Ven con nosotros al concierto. Vamos, Michael Corner se va a presentar sin camisa...

Draco, desde donde estaba escondido, soltó un tenue ruido de indignación.

— ¿Y qué tiene eso que ver?

— La otra vez dijiste que era ardiente...

Draco inhaló aire sumamente ofendido. Debía agradecerle a su garganta seca. Harry se las pagaría caras. 

— Sí... pero mi esposo es más ardiente

Al ser tomado por sorpresa, Draco se vio alejado del enfado y, por primera vez, sonrió desde su escondite.

— Tienes razón. No puedo discutir nada contra eso...

Draco se ruborizó, mientras escuchaba como Harry golpeaba a Ron, claramente enfadado.

— Venga, estoy jugando.

—Más te vale.

— Sabes que sí, hombre, pero vamos, por una noche que te diviertas no va a pasar nada, seguro que Draco ni siquiera lo notará. 

— Sí, claro, vete con tus amigotes — Susurró Draco, desde su escondite

— No voy a dejar a Draco solo, Ron, deja de insistir...

— ¿Ni siquiera por Michael Corner? 

— Por supuesto que no. Estás loco si crees que dejaré a mis niños y mi esposo embarazado solos en la casa, por irme a ver a un cualquiera sin camisa.

— Bueno, al menos lo intenté. ¿Sabes qué? Mejor me voy a casa con Blaise, también. En fin, que la pases bien con tu súper sexy esposo.

Se oyó el ruido de desaparición y luego un objeto estrellando contra la pared (donde seguramente antes se encontraba Ron). Todo se quedó en silencio mientras ambos aguantaban la respiración, esperando el llanto de un niño; pero, para su suerte, los mellizos parecían tener un sueño pesado esa noche. Draco estaba apenas soltando un suspiro de alivio, cuando Harry apareció ante él, tan de repente que no le dio oportunidad a escapar. Primero, mostró una expresión de sorpresa, después una sonrisa de medio lado.

— ¿Espiando conversaciones privadas?

Draco se recuperó de la sorpresa rápidamente y compuso una expresión altiva.

— Con que te gusta mucho Michael Corner, ¿no es así?

Harry rió y se acercó a Draco, hasta aprisionarlo ligeramente contra la pared, teniendo cuidado con su ya crecida barriga.

— Sí, es guapo... pero tú me gustas más, mucho, mucho más... me encantas... me enloqueces... ningún cantante de cuarta puede hacer eso. Eres lo más hermoso que existe en el mundo, Draco... y te haría el amor ahora mismo, si no fuera porque estás muy gordo.

Draco lo miró con los ojos desorbitados y la boca muy abierta por el horror de la enorme ofensa de Harry. Él rio.

— Estoy jugando, Draco. Estás embarazado.

— A ver si te siguen dando ganas de jugar después de dormir en la habitación de invitados

Draco lo empujó suavemente y se encaminó a su habitación. Seguía sin aceptar la gordura que conllevaba su embarazo, incluso siendo ya el segundo.

— Draco...

— ¡Habitación... de... invitados! – Siseó

Draco llegó a su dormitorio y se acostó de lado para retomar su sueño; sin embargo, pasó el tiempo y no podía conciliar el sueño, hasta que escuchó la puerta siendo abierta.

— Draco... ¿estás despierto?

No contestó. Se quedó quieto, porque sabía que se acercaría si lo creía dormido y se acostaría; y entonces Draco sí podría dormir. Fingió estar dormido, mientras él llegaba y se acostaba a su lado, mirándolo de frente con ternura. Empezó a acariciar con adoración el cabello de su esposo, haciendo que se sintiera más adormecido de lo que ya estaba.

— Precioso...  — Fue el único susurro que presenció esa noche. El fantasma de un suspiro que se pronuncia en contra de la voluntad de un hombre enamorado.

ᴄᴀʟᴅᴇʀᴏꜱ ᴀʀᴅɪᴇɴᴛᴇꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora